El temporal de nieve que afectó el lunes a Catalunya obligó a decenas de miles de personas que estaban lejos de sus casas a buscar un lugar en el que pasar la noche, tanto en casa de conocidos o compañeros de trabajo como en hoteles, hospitales o en lugares habilitados por los ayuntamientos.

Cuando a primera hora de la tarde la nieve empezó a caer con fuerza sobre Barcelona capital, fueron muchos los que pidieron a sus jefes poder salir antes para volver a sus casas y que el temporal no los atrapara en la carretera. Los que no pudieron hacerlo o debían utilizar los transportes públicos suspendidos, como las líneas de cercanías Renfe o algunas de FGC que conectaban Barcelona con el Vallès, tuvieron que pedir "asilo" en domicilios de familiares o amigos.

Es lo que le pasó A Josep F., de 37 años, quien tuvo que dormir en casa de sus padres en Sant Andreu de la Barca (Baix Llobregat) porque, como miles de usuarios de Cercanías, se quedó sin poder llegar a su destino, Granollers (Vallès Oriental).

También Berta, de 35 años, y su marido Ricard, pasaron la noche a casa de los padres de ella, en Barcelona, ciudad en la que trabajan, ya que no funcionaba la línea de tren que cada día usan para volver a su casa en Montgat (Maresme). Berta y Ricard han dejado esta misma mañana a su hijo enfermo en casa de sus padres, ya que no lo podían dejar solo.

La nieve también sorprendió a Encarna en el Hospital Germans Trias i Pujol, en Badalona, adonde había acudido con su hija para hacerse unas pruebas. Pasó la noche en la sala de actos de este centro, que organizó un improvisado dispositivo especial de acogida. "Nos dieron una manta y estuvimos muy calentitos, no comoen tu cama, pero bien, fueron muy atentos", ha explicado esta mujer, que ha agradecido también la cena que les ofreció el hospital.

Menos contento estaba esta mañana Josep Domènech, que no se enteró del reparto de comida gratuita del hospital (cerca de 1.500 comidas), y que durmió en la habitación en la que estaba ingresada su mujer, con el estómago vacío, ya que las máquinas expendedoras de comida estaban agotadas. "Ha sido una aventura horrorosa, una noche histórica", resume su experiencia.

José, un trabajador del departamento de Rayos de Germans Trias y Pujol, no pudo sacar el coche del hospital, donde había entrado a trabajar en las 08.00 horas del lunes y del que no saldrá hasta las tres de la tarde de este martes, en una jornada maratoniana de 21 horas.

Nana D.J., vecina de Vilassar de Mar (Maresme), tuvo miedo de coger el coche para volver a casa al salir de trabajar, sobre las 20.00 horas del lunes, pese a que en aquel momento ya no nevaba en Barcelona, por lo que aceptó la propuesta de Silvia, una compañera que le ofreció cena caliente y una cama.

Peor han pasado la noche las personas que han tenido que dormir en algunos de los polideportivos habilitados para acoger a los conductores de los vehículos atrapados en la carretera, especialmente en las comarcas de Girona, como La Jonquera (Alt Empordà), donde el corte del AP-7 bloqueó a miles de camioneros y puso el cartel de No hay habitaciones en todos los hoteles y hostales de la zona.

Una joven que ha pasado la noche en el polideportivo de Fornells (Selva) ha destacado el buen trato recibido por parte de los trabajadores municipales, "que han sido muy amables", pero ha criticado duramente a Renfe, puesto que tardó en informarles de las incidencias que provocaron la suspensión del convoy en que viajaba.

Las peores experiencias las han sufrido los conductores atrapados en los coches. David Álvarez, responsable de la oficina permanente de la Agencia Efe en Girona, estuvo atrapado más de seis horas en su coche, cerca de Palamós (Baix Empordà), cuando volvía de cubrir la información del temporal en La Jonquera, hasta que un granjero de La Pera le ofreció dormir en su masía.