El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, aseguró a su salida del hospital que se va "estupendamente", aunque precisó que a partir de ahora intentará tomarse "con más filosofía" las cosas.

Ibarra, al salir del Hospital Clínico San Carlos tras ser dado de alta, aseguró que cuando recibió la visita del presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, "ya le dije que a ver si nos ponemos de acuerdo y somos capaces de llegar a ser más amigos, más españoles y más catalanes".

Durante sus declaraciones a la prensa, en las que estuvo flanqueado por los médicos que le han atendido durante su estancia hospitalaria, señaló que "entré mal como consecuencia de la factura que la vida pasa a todos los seres humanos", y confió en que "ahora esa factura ya no me la cobren; estoy bien curado y bien aleccionado de lo que hay que hacer para que el infarto no repita".

"Estoy encantado de haber tenido esta estancia aquí, aunque hubiera preferido no estar", aseguró el dirigente extremeño, quien se mostró "muy satisfecho" de que la sanidad que le atendió "sea magnífica, muy profesional, muy científica y muy humana".

"Todo al final se paga"

Reiteró que ahora ya sabe "que hay alguien que me ha aconsejado qué es lo que no tengo que hacer y qué es lo que tengo que hacer, porque al final todo se paga".

A la pregunta de si esos cambios de hábitos deberán incluir echarle "un poco menos corazón a la política", consideró que "seguramente también", aunque explicó que "uno puede dejar el tabaco, que ya lo he dejado, y algunos hábitos alimentarios, pero el carácter es más difícil dejarlo".

No obstante, aseguró que lo intentará porque los médicos "ya me han dicho qué es lo que hay que hacer", y respecto a si se reincorporará de inmediato a la política señaló que "poco a poco, aunque estoy capacitado para hacer lo que quiera, incluido correr un maratón, pero por el momento no me lo voy a poner como objetivo".

Según Ibarra, no siguió por la prensa el reciente Debate sobre el Estado de las Autonomías porque los médicos "me dijeron que no tenía ningún interés", e ironizó al señalar que "el aparato de televisor que tenía enfrente de mí, sólo ponía unas rayitas pero no daba imágenes, y había que estar muy atento porque si las rayitas se convertían en horizontales, llegaban seguidamente a pegarte puñetazos en el pecho".

El presidente extremeño, de 57 años, se encontraba en Madrid para participar en el Debate sobre el Estado de las Autonomías en el Senado cuando a primera hora de la mañana del pasado lunes sufrió un infarto en el hotel en el que se alojaba, y tuvo que ser atendido primero por una UVI móvil que le trasladó posteriormente al Hospital Clínico de San Carlos.

Allí se le practicó una angioplastia primaria con implantación de un "stent" (una malla metálica que dilata la zona de la arteria obstruida), con lo cual se le restableció totalmente el flujo coronario.

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