La Madraza, la primera universidad de Occidente, se reabrirá a partir del próximo otoño para uso cultural

El Palacio de la Madraza, escuela musulmana de estudios superiores que fue convertida en la primera Universidad cristiana de Occidente tras la conquista de los Reyes Católicos, se reabrirá a partir del próximo otoño para su uso cultural, una vez que culminen unos trabajos de rehabilitación del interior del edificio, que comenzaron hace más de un año.

Así lo señaló hoy en una visita que realizó a la emblemática construcción el delegado provincial de Innovación, Ciencia y Empresa, Francisco Cuenca, junto a los vicerrectores de la Universidad de Granada de Infraestructuras, Begoña Moreno, y Extensión Cultural, Miguel Gómez Oliver.

La reforma, que se ejecuta después de que concluyeran la primera y segunda fase de las obras que remozaron la fachada y cubiertas del palacio, ha sido financiada por la Junta de Andalucía por un presupuesto de 4,7 millones de euros, en el marco del Plan Plurianual de Inversiones para las universidades andaluzas. El proyecto de recuperación de La Madraza ha corrido a cargo del equipo que dirige el arquitecto Pedro Salmerón que ha realizado una extensa explicación de la intervención a los visitantes.

Durante la visita las autoridades universitarias y de la Junta han podido comprobar el estado de la restauración del edificio, que estará dotado tras la última intervención de una sala de exposiciones, una sala de conferencias en la Sala de los Caballeros XXIV, una sala para pequeños conciertos, un seminario de teatro y cineclub y un punto de información del patrimonio universitario, entre otras nuevas instalaciones.

Historia del edificio

El palacio de la Madraza se terminó de edificar en 1349 para ser la sede de la Escuela Musulmana de la Ley Coránica, considerada la primera universidad con la que contó Granada. Ya entre los siglos XVI y XIX albergó el poder municipal.

En la actualidad, a pesar de seis siglos de historia e innumerables remodelaciones, incendios y derrumbes, todavía conserva en su interior importantes vestigios de su origen nazarí, como el mihrab (oratorio), y mudéjar, como la Sala de los Caballeros XXIV, que acogía los cabildos. La gran parte de lo que hoy perdura corresponde al barroco tardío.

El edificio se organiza alrededor de un patio central con galerías en sus cuatro lados, los trabajos consisten en la restauración global de su interior, con la limpieza de las estructuras arquitectónicas, la sustitución de pavimentos no originales y la recuperación de los estucos maderas y azulejos primitivos.

Las obras que ahora se han iniciado se llevarán a cabo la eliminación de añadidos como la entreplanta de oficinas bajo la Sala de los Caballeros XXIV, la remodelación de la zona de planta baja como zona de exposiciones y la sustitución de la montera central por otra más ligera que reduzca el peso visual, entre otras actuaciones.

Restauración del oratorio

Entre las intervenciones más delicadas destaca la restauración del oratorio, donde se actúa cuidadosamente sobre las frágiles yeserías y zócalos de cerámica que revisten los laterales y el techo del mismo. Además, la rehabilitación acometida conlleva la recuperación integral de la Sala de los Caballeros XXIV, sobre todo del artesonado de madera y la pintura ornamental que la recubre, destacando este techo sobre el resto de la estancia a través de un estudiado sistema de iluminación.

Además, con el último proyecto se revalorizarán los restos arqueológicos presentes en el edificio, para que queden visibles al público gracias a pavimentos flotantes transparentes. Es el caso de la alberca hispanomusulmana del patio central o los restos bajo el oratorio.

Por otro lado, las obras también traen consigo la adaptación de las instalaciones a las nuevas necesidades, como la conexión de nuevas tecnologías, climatización o sistemas de seguridad.

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