El pintor Victorio Rodríguez, fallecido en 2005, será homenajeado en su localidad natal, Arenas de San Pedro (Ávila) con tres exposiciones simultáneas, que se celebrarán en la Sala de Exposiciones de Caja Ávila, en la Sala de Exposiciones de la Fundación Marcelo Gómez Matías y en la Casa de la Cultura Josefina Carabias.

La obra de Victorio Rodríguez Gómez también estará expuesta en la Hostería Los Galayos, en el Bar el Chiquito y en la Taberna de Boccherini, en una seria de muestras que podrán verse desde el próximo viernes 12 de marzo al 11 de abril.

Según informaron en un comunicado, a las inauguraciones de las muestras, con el título de "Homenaje 80 años de arte vivo", los hijos del artista Victorio Rodríguez Gómez (1930-2005) "rinden un sentido homenaje a la figura y obra de este creador".

Rodríguez nació el 20 de marzo de 1930, y de 1952 a 1958 cursó los estudios de Bellas Artes en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), logrando el premio "El Paular" al final de su carrera, trasladándose en 1959 Brasil, donde en la década de los sesenta, en Río de Janeiro, fundó Galería Arenas, creando en 1973 en Brasilia la Asociación de Artes Plásticas, en la que abrirá bajo el nombre "Victorio" su propia galería de arte, "un espacio utilizado como trampolín en la promoción de innumerables pintores noveles".

En 1975 regresó temporalmente a España, para hacerlo de manera definitiva en el año 1977.

Entre 1960 y 1975, las ciudades brasileñas de Sao-Paulo, Río de Janeiro y Belo-Horizonte fueron testigos de sus creaciones.

La obra de Victorio es "inspirada, honesta, de entrañable y recia belleza, un universo de creatividad que también ha podido apreciarse en las ciudades venezolanas de Maracaibo y Caracas además de en la variopinta ciudad de Nueva Orleáns".

Según la crítica, Victorio es "pintor en mayúsculas, pintor de lo cotidiano, de lo pequeño, pero también de lo insólito, de lo simbólico, de lo grandioso", con una obra en la que "lejos de cenáculos y comadreos, refleja su amor por la pintura" gracias a "un talento consciente y ansioso por siempre quiso ir un poco más allá".

"Su pintura se caracteriza por la elocuencia de un lenguaje expresamente plástico, por sus cálidas tonalidades, todo en su obra parece enfrentarse con la realidad de un mundo que escapa a la visualidad común", destacaron, subrayando que fue "maestro del dibujo Lineal", ya que "sustenta siempre la misma belleza extraña de los materiales, en la forma de sus colores y las líneas de su trazado", apareciendo "claramente la angustia, la ansiedad, el sufrimiento, la desorientación y el caos, todo bajo un tamiz narcisista".