Carmen Martínez-Bordiú: con estrella

  • Acaba de cumplir 59 años y su esposo no puede seguirle el ritmo.
  • En su mundo, ella es quien marca las pautas.
  • Tras dos divorcios, hoy comparte su vida con José Campo.
Carmen Martínez-Bordiú y su marido, José Campos.
Carmen Martínez-Bordiú y su marido, José Campos.
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Carmen Martínez-Bordiú y su marido, José Campos.

El ser humano tiene la necesidad de establecer mecanismos de relación con otros individuos. Las reglas mantienen a los sujetos cohesionados entre sí. Algunos teóricos sostienen que esas normas tienen su base en el instinto primario de la supervivencia e, incluso, que se fundamentan en el pavor, principalmente a la muerte o al rechazo social. A veces, el miedo dicta el orden de una comunidad y se introduce en el espíritu de sus miembros, atenazándolos. Sólo unos pocos se atreven entonces a desafiarlo y a anteponer, ante el conformismo y el silencio, su voluntad. Aunque parezca una paradoja, Carmen Martínez-Bordiú, hija de Carmen Franco Polo, nieta del general Francisco Franco, podría ser uno de estos casos.

<p>Carmen Martínez-Bordiú</p>Carmen habla en los platós y da gusto escucharla. La nietísima, como aún la llaman algunos contertulios, no arremete, sonríe en los momentos tensos, pero expresa sus convicciones con claridad. Y responde a todo: pues claro que durante un tiempo vivió de las exclusivas que vendía a la revista ¡Hola!; por supuesto que en el sexo ha funcionado siempre muy bien; ¿alguien duda –porque ella, no- de que Belén Esteban le usurpó el trono de reina del papel cuché que un día compartió con su amiga Isabel Preysler?; efectivamente ha acudido a ese programa y permanece en él, pese a una broma pesada contra su abuelo, porque le han pagado una buena suma de dinero; y, sí, tuvo que dejar a sus hijos tras separarse en 1975 de su primer marido, Alfonso de Borbón, para disfrutar plenamente de su pasión por el anticuario y coleccionista Jean-Marie Rossi, en París: "Mi matrimonio no funcionaba y con Jean-Marie me divertía mucho", explica con calma mientras admite que nunca ha sido "evidentemente" Santa Teresa, aunque estar lejos de sus vástagos le hizo sufrir mucho. De todas formas, no hubiera podido quedarse en aquella España "tan difícil para una mujer separada, Francia era más libre".

UN ATRACTIVO… poco convencional

A Martínez Bordiú le brillan aún más los ojos cuando recuerda que jamás ha permitido a nadie tomar las riendas de su vida, que ella, como la duquesa de Alba, ha hecho en todo momento lo que le ha venido en gana y que ni las airadas disputas familiares lograron disuadirla de convertirse en una de las primeras mujeres españolas divorciadas de la Transición. Por eso, y pese a algunos episodios trágicos que enturbiaron su biografía – en 1984 murió su hijo mayor, Francisco, a causa de una accidente automovilístico- considera que ha nacido con estrella.

<p>Carmen Martínez-Bordiú</p>Su belleza no es convencional, pero la tibieza con la que se enfrenta a sus detractores, la mirada dulce y ligeramente extraviada, su desinhibición, sus fotos en leggings y su autoconfianza, le hacen parecer atractiva.

Hace unos días cumplió 59 años. La primogénita de Carmen Franco lo celebró por todo lo alto a la vez que publicitaba una nueva línea de cremas y geles que llevan su nombre. Poco antes había asegurado que se siente joven de espíritu y que su momento es "el presente". Dicen que su actual marido, José Campos, 13 años menor que ella, apenas le puede seguir el ritmo: "Le interesa el arte, la música, la moda, los viajes… ¡hasta el fútbol! Admiro sus ganas de vivir", reveló el santanderino.

Grandes amores y desamores

La de Martínez Bordiú ha sido una vida salpicada de pasión. Cuando se casó con Alfonso de Borbón tenía 21 años, con quien tuvo dos hijos. Aunque ha admitido que su deseo por entonces era escapar cuando antes de la custodia paterna, asegura que acudió al altar "con ilusión".

En 1975, al poco de fallecer su abuelo, Francisco Franco, decidió separarse y dar el salto a París junto al que, quizá, ha sido su gran amor, Jean-Marie Rossi. Con él compartió una hija, Cynthia, y diez años de amor. Tras el divorcio, inició un romance con el italiano Roberto Federici que nunca pasó por la vicaría. En 2006 contrajo de nuevo matrimonio con José Campos, un empresario llano y noblote de Santander. Aunque los medios no apostaban ni un duro por su relación, la pareja, que ha confesado que duerme en camas separadas, sigue unida.

Por Clara Hernández: sígueme en Twitter.

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