Algunas de las sanitarias afectadas sospechan que el brote de dolencias tiroideas (con casos de cáncer) tiene relación con una posible fuga o contaminación radiactiva derivada de las obras, en 2003, en la unidad de medicina nuclear del hospital, tal como adelantó 20 minutos.
Encuesta interna
La Organización Mundial de la Salud establece que las enfermedades de la glándula tiroides afectan a una de cada 1.000 personas adultas, sobre todo mujeres. En el Marañón esta proporción es cuatro veces más alta, según los resultados de la encuesta interna realizada por el hospital sólo después de que las enfermas lo solicitasen.
El estudio concluye que 15 trabajadoras enfermaron de tiroides tras entrar en el cuadro laboral de enfermería (3.500 personas). La relación es de 4,2 por 1.000.
La presidenta regional, Esperanza Aguirre, aseguró ayer que no tiene «conocimiento» del problema. «Supongo que se está llevando a cabo una investigación», añadió.
Desde la dirección del Marañón quitan hierro al asunto, aunque ayer introdujeron un nuevo elemento en el discurso: el anuncio de un «estudio epidemiológico en condiciones» al personal del hospital (8.000 personas de plantilla en total). La encuesta interna anterior, no obligatoria, fue anunciada en los tablones de los departamentos.
«Ninguna fuga radiactiva»
Negativa: El Gregorio Marañón dijo ayer que en el hospital «no se ha producido ninguna fuga radiactiva» y «no hay ningún riesgo para la salud de los trabajadores y pacientes».
Obras autorizadas: También añaden que las obras de traslado del servicio de medicina nuclear fueron autorizadas por el Consejo de Seguridad Nuclear.
Poco cáncer: Las enfermas no sufrieron patologías «de tipo cancerígeno en una gran parte de los casos».
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