Christopher Ray Perez: «Me gustan las personas que no se dejan influir o modificar por la cultura pop dominante»

Lo primero que contesta cuando recibe el cuestionario de esta revista es una imprecación casi homérica: «Holy shit!» (mierda bendita). «No me manejo bien con las palabras, siempre dejo que las fotos hablen por mí», añade como disculpa Christopher Ray Perez (sin la tilde, el apellido ha sido sajonizado).
Fotografía de Christopher Ray Perez
Fotografía de Christopher Ray Perez
Christopher Ray Perez
Fotografía de Christopher Ray Perez

¿Qué hablan estos retratos de personas impávidas frente al tiempo, enfrentadas sin texturitas digitales u otros engañabobos a las cámaras de C. R. P., tan viejas como las blasfemias del fotógrafo? Como poco, honestidad desde ambos extremos del suceso comunicativo. Ellos, los sujetos, están ahí, ligeros de máscaras y, a veces, de ropa, con una mirada que arrolla de tan intensa lealtad. Eso les pide Christopher: «Sólo les digo que me miren. Busco la simpleza de una mirada. Todos somos culpables de juzgar a los otros por la forma en la que los vemos. No quiero caer en eso».

Nació en 1967 en Craig-Colorado (EE UU) y ahora vive en la capital del estado, Denver, «una ciudad que a veces parece del Viejo Oeste y otras veces es tensa y malhumorada». Los días de Chistopher Ray Perez  están «llenos de azar», aunque con ciertos hábitos: «Me levanto, preparo una cafetera, frijoles y una rebanada de pan casero... Me monto en la vieja furgoneta y vago por la ciudad en busca de caminantes. Dejo que el día me traiga lo que quiera, que cada instante inspire al siguiente».

Es casi autodidacta, sólo asistió a «unas pocas clases de fotografía» en el Metropolitan State College de Denver. Su tarjeta de visita tiene este mensaje: «I wanna make a photo of you» (quiero hacerte una foto). Le gustan los pueblos y el ambiente de las Montañas Rocosas y admira la fotografía de Richard Avedon, porque «era capaz de mezclarse con la gente y retratarla con naturalidad». En diciembre participó con algunas piezas en la feria de arte más importante de EE UU, el Art Basel de Miami.

Dices que no sabes el motivo por el que retratas a personas. ¿Cómo y por qué te decides por alguien?

Me gusta retratar a personas con un alma antigua. Suelo dejar que mi intuición las seleccione. Me gusta la gente que no se deja arrastrar o influir por el mainstream de la cultura pop dominante. Admiro a quienes se dejan llevar por sus motivaciones, la gente que hace lo que hace porque quiere hacerlo y no porque otros le digan que debe hacerlo.

¿Cómo interactúas con ellos?

Conversamos. A veces es cosa de tres minutos conseguir el buen retrato, pero a veces tardo horas.

Miran al objetivo como si no existiese, como si mirasen a Dios...

Se trata de ir desnudando a las personas de sus capas y encontrar lo básico, la humanidad que se esconde bajo la comodidad y la seguridad... Cuando las capas caen sé que tengo un buen retrato.

¿Por qué usas cámaras modificadas?

Las cámaras no siempre hacen lo que tú quieres que hagan. Por eso me gusta desarmarlas y reconstruirlas, añadirles ópticas... Ahora estoy experimentando con una cámara de madera y placas de colodión húmedo [proceso del siglo XIX que lograba fotos en vidrios sensibilizados].

¿Qué otro equipo utilizas?

Viejas Diana, Leicas M6 y M8, una Polaroid 110B y cámaras hechas en casa con ópticas Petzval.

Te gusta lo antiguo. ¿Eres un old-timer?

No soy un old-timer, pero tampoco quiero participar del caos dominante y el mainstream. Mi acercamiento a la fotografía es muy básico. Resulta difícil explicarlo con palabras y es hermoso que sea así, porque no se trata de conceptos verbales. La fotografía es el modo que he elegido para mirar al mundo y la vida, que están llenos de imperfecciones. Por eso opto por las cámaras hechas a mano, porque permiten que la imperfección participe en el juego.

Nada que ver con el fotoperiodismo...

No, de ninguna manera. Los reporteros están interesados en el detalle y a mí no me interesa almacenar los sucesos y sus detalles. Yo dejo a mis sujetos a un lado y quiero ver a través de ellos, en su interior, atravesarlos.

Hago a todos los fotógrafos la misma pregunta estúpida: ¿qué es la fotografía?

Es un camino para la curiosidad, para definir, para buscar aquello que deseas ver y verlo como deseas verlo... Es una búsqueda de experiencias a través de la cual he crecido como persona. Hago fotos a diario y seguiré haciéndolo mientras viva. Fotos de gente, de objetos... Cada foto me enseña algo que no sabía antes de hacerla, algo totalmente nuevo.

www.flickr.com/photos/plasticam

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