Tiene 30 años, es australiana y depende como la mires se parece mucho a Kristen Stewart. Llevaba un tiempo desaparecida, pero eso se acabó porque acaba de estrenar Nunca apagues la luz, el escalofriante debut de David F. Sandberg (el apadrinado de James Wan) y una de las películas que salvarán la taquilla de este verano mediocre.
Teresa Palmer debutó en un drama sobre el suicidio titulado 2:37. Acoso escolar y homosexualidad... demasiado trágico, demasiado serio para ella.
Así que comenzó a picotear y a divertirse saltando de un género a otro, probando aquí y allá en películas sin mucha repercusión, que si Los chicos de diciembre con Daniel Radcliffe, que si El Grito 2... Y le llegó el primer éxito casi sin previo aviso: Memorias de un zombie adolescente, una comedia adolescente donde demostró sus dotes de comedia...
Y donde enamoró a todos los espectadores irremediablemente.
Pero Teresa Palmer tomó malas decisiones: Cuando estaba a punto de aparecer en Mad Max: Furia en la carretera tuvo que decir que no por problemas de agenda. Cuando vio el tráiler se tiró de los pelos. Ella eligió participar en el comienzo de dos trilogías: El aprendiz de brujo y Soy el Número 4. Las dos fueron grandes fracasos.
Pero eso se acabó porque con Nunca apagues la luz, esta actriz de carácter ha vuelto y esta vez es para quedarse:
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