Méndez: "Esta propuesta equivocada de alargar la jubilación no tendrá consenso"

Cándido Méndez, en su despacho de la sede de UGT en Madrid.
Cándido Méndez, en su despacho de la sede de UGT en Madrid.
JORGE PARÍS
Cándido Méndez, en su despacho de la sede de UGT en Madrid.

Cándido Méndez, secretario general de UGT, se muestra satisfecho con el resultado de las manifestaciones que han tenido lugar los pasados martes y miércoles en varias ciudades de España contra la posible reforma del sistema de pensiones. Considera que alargar la edad de jubilación hasta los 67 años es "una equivocación" y demanda para este tema la misma flexibilidad que se pide que tenga el mercado laboral. "Cuando se habla del mercado laboral todo lo que plantea es flexibilidad. Y mira por dónde en materia de pensiones no se acepta la flexibilidad y la voluntariedad".

Las manifestaciones de estos días, ¿tuvieron la asistencia que esperaban?

Nosotros estamos satisfechos del resultado de las manifestaciones. Hay que tener en cuenta que son el inicio de una oleada que acabará el 6 de marzo. Pero quiero hacer una reflexión-reclamación: que no se hagan lecturas apresuradas. Estoy observando como se pretenden hacer lecturas apresuradas pretendiendo enviar un mensaje que no coincide con el sentimiento de la opinión pública. Como si lo de los 67 años no fuera un problema. Quienes hacen esas lecturas se equivocan. Porque quienes fueron a la manifestación, que fueron muchos, y los que se quedaron en casa, que no pudieron venir, la inmensa mayoría de uno y de otros sigue pensando que lo de los 67 años es una equivocación. Para mí eso es lo más importante que creo que hay que retener. Desde distintas posiciones y distintos intereses se quiere hacer esa lectura equívoca y apresurada que creo que no se corresponde con la realidad.

¿Se refiere a los titulares que se han podido ver en varios medios de comunicación?

Yo lo digo desde el respeto a todos los que opinan. Pero es un argumento que se utiliza para reclamar inmediatamente que se implante la jubilación obligatoria a los 67 años.

<p>Cándido Méndez</p>En la cola de la manifestación, donde estaban las demás organizaciones de izquierdas, se reclamaba una huelga general. ¿Habrá huelga general?
Nosotros estamos practicando una política sindical muy responsable. Y muy firme a la vez. Cualquiera que conozca el porqué hemos convocado una huelga general las grandes centrales sindicales, encontrará inmediatamente una agresión a los intereses generales de los trabajadores. Nosotros tenemos que plantear la huelga general contra una agresión.

¿El retraso de la edad de jubilación es una agresión?

Yo tengo la confianza en que en la Comisión no permanente del Pacto de Toledo, que es donde está actualmente la pelota, este asunto no alcance el consenso. Yo ya he oído posiciones de distintos partidos políticos. Los partidos políticos saben, como sabe el Gobierno, que en España se puede alargar la edad de jubilación más allá de los 65 años de forma totalmente voluntaria, pero no por imposición, por obligación. Yo creo que este tema no va a salir tal y como plantea la propuesta inicial del Gobierno de la comisión permanente.

¿Y si sale?

En ese momento tendríamos que establecer unas fórmulas de protesta que tuviera su medida y proporción con el contenido después de ese debate y después de que se remita ese debate al Gobierno con el contenido de la propuesta para la negociación.

El presidente Zapatero ha dicho que habrá acuerdo con los sindicatos para la reforma de las pensiones. ¿Lo habrá?

Depende de lo que se plantee al final. Yo no tengo ningún pálpito al respecto. Yo lo que digo es que esta propuesta innecesaria y equivocada de alargar la edad de jubilación creo que no va a tener el consenso ni siquiera en el Parlamento. Porque en la sociedad evidentemente tampoco lo tiene.

¿Es necesario reformar las pensiones?

Lo primero que hay que saber es que el sistema público de pensiones de nuestro país está en continua evolución. Desde el año 95 hasta la fecha ha habido tres reformas. Lo que pasa es que se habla de la reforma como si no hubiera habido ninguna y, entonces, habría que hacerla. Pero hay una en vigor que ha alcanzado el máximo nivel de consenso (sindicatos, patronal, Congreso, Gobierno), en la que se contempla la incentivación más allá de los 65 años de la jubilación.

No hay ninguna amenaza en el sistema de pensiones?

Si se me dice que hay que hacer una reforma del sistema de pensiones porque está en riesgo, yo niego la mayor. Es solvente. Es más barato que el del conjunto de los países de la UE. Bastante más barato que el de los países más desarrollados de la UE. La cuantía de las pensiones sigue siendo muy modesta. Eso es lo que hay que reconocer. No el riesgo, que no lo hay. Creo que una de las equivocaciones del Gobierno, y de algunos que lo jalean en esta materia, es que no hayan sido capaces de explicar fuera de nuestras fronteras que nuestro sistema público goza de buena salud

Me llama la atención que el gobernador del Banco de España, cuando habla del mercado laboral, todo lo que plantea es flexibilidad. Y mira por donde en materia de pensiones no acepta la flexibilidad y la voluntariedad, sino lo que quiere es la imposición y la rigidez. En la edad legal de jubilación quiere la obligatoriedad. Y sin embargo en otras materias plantea que hay que ser muy flexibles, para no decir que lo que quiere es que se precarice más el mercado laboral.

¿La demografía no cuestiona el futuro del sistema?

Aquí se está hablando de la quiebra del sistema de pensiones desde que se inauguró, en su forma más rudimentaria, durante el franquismo. Esto es un soniquete que hay desde que existe el sistema de Seguridad Social. Más reciente: en el año 95, ya advertían para cinco años después la quiebra del sistema de pensiones. La inmensa mayoría de los que hacen este tipo de informes son bancos y tienen intereses. Y el año 2000 fue el primero en que la Seguridad Social tuvo superávit. Hay un latiguillo popular que dice que el economista es un profesional que explicará mañana por qué no se cumplieron hoy las predicciones que hizo ayer.

El sistema público de pensiones, hasta el año 2000, ha sostenido las pensiones contributivas –que es lo único que ha de sostener-, las no contributivas -que las debe de financiar el Estado vía impuestos- y todo el sistema sanitario público de este país. Ha sostenido lo que le correspondía y lo que no le correspondía. En el año 2000 se aprueba la separación de fuentes, pero todavía hay en torno a 3.000 millones de euros que está financiando el sistema de pensiones.

¿Cómo mejoraría usted el modelo?

El debate que habría que plantear es como aumentar los ingresos del sistema, no como recortar gastos. Planteo la siguiente interrogante: si el sistema público de pensiones de nuestro país, en su estructura financiera, ha soportado gastos de la sociedad que debían haberse soportado otros procedimientos financieros, ¿por qué ahora no se abre el debate de cómo mejorar ingresos de forma tal que sea el conjunto de la sociedad la que le devuelva parte de lo que el sistema ha aportado al conjunto de la sociedad?

Pero las cuentas públicas no están ahora para asumir más gastos. Están bastante peor que las de la Seguridad Social.

Precisamente por eso creo que es alarmista, y ataca la credibilidad internacional de España, alertar de la quiebra de un sistema que es el único que tiene solidez de toda la estructura financiera pública. La mejora de ingresos tiene que venir por dos vías: una por el crecimiento del empleo. Hablamos mucho de los inmigrantes y tenemos que recordar que tenemos un retraso en términos de tasa de empleo de la mujer en torno a dos millones o más. Si esas mujeres se incorporan al empleo y las que ya lo tienen en lugar de tener un contrato en precario o parcial lo tienen estable, si además las discriminaciones salariales que padecen (en torno a un 30%) se remedian, eso inmediatamente supone una mejora de ingresos en el corto plazo.

En Francia, por ejemplo, el sistema de la Seguridad Social se financia por distintas vías. Hay un impuesto que se llama contribución social generalizada que se aplica a las pensiones. En otros países hay otros sistemas mixtos: contribuciones, impuestos, etcétera. Del mismo modo que se busca referencia en otros países en materia laboral, etcétera, creo que hay referencias que nos podrían permitir con sosiego mejorar el sistema en términos de ingresos.

El otro gran tema es la reforma laboral. ¿Cómo están las negociaciones?

Estamos hablando intensamente. Estamos en una primera fase, de definición del campo de juego, utilizando como referencia el documento del Gobierno. A partir de la primera quincena de marzo ya tendremos que avanzar hacia contenidos concretos: si hay posibilidades de acuerdo, deberíamos poder presentarlo en abril.

Los organismos internacionales, y también Fernández Ordóñez, piden flexibilidad. ¿Va en esa línea el Gobierno?

El mercado laboral español es muy flexible. Si no lo fuese tanto no tendría esa capacidad terrible de destrucción de empleo como hemos visto con esta crisis económica. Por eso en España se crea mucho empleo en épocas de crecimiento económico y luego se desploma el empleo, porque es de baja calidad.

El problema no es del mercado laboral. Las normas laborales son un mecanismo de transmisión. En cualquier vehículo, el motor es el que genera la energía. Y el motor aquí es el crecimiento económico, que es el que genera el empleo. Si no hay crecimiento económico no hay nada que transmitir.

Uno de los argumentos de la huelga contra la anterior reforma laboral fue la obligación de un parado de aceptar un trabajo a 30 kilómetros de su lugar de residencia. ¿Se va a abordar la movilidad?

Hay que ser muy precisos. Nosotros queremos abordar todo lo relacionado con la movilidad interna en las empresas. Es una reclamación sindical, para acabar con lo que se llama la flexibilidad externa: el abuso de la contratación precaria y del despido. Pero el ámbito para hacerlo es el diálogo social y tenemos un compromiso con la patronal para tratarlo.

Pero hay que acabar con algunos equívocos. ¿Por qué en España la movilidad geográfica es diferente? Porque en España hay un problema muy grave en relación con la carestía de la vivienda. Uno de los problemas que nos ha dejado el sector inmobiliario es que la vivienda sigue siendo cara y hay muy pocas viviendas en alquiler. Y hay otros factores: España no es Dinamarca, que es un país que se pone mucho de ejemplo de movilidad. Pero es que la movilidad en Dinamarca, como le gusta decir a un amigo mío, es pasar de un barrio de Copenhague a otro. Pero en España puede significar salir de Córdoba y acabar en Girona. No se puede decir que los trabajadores españoles no quieren desplazarse cuando siguen haciéndolo por miles a la vendimia francesa. O hay trabajadores en España, por miles también, que se desplazan por las recolecciones de temporada:

En dos palabras:

¿Cree en Dios?

No

¿Y en Marx?

En el personaje histórico sí. En los hermanos Marx, mucho.

¿En Pablo Iglesias?

Sí.

¿Quién es para usted Pablo Iglesias?

Como lo definió, creo que fue Ortega, “fue un educador de muchedumbres”.

¿Qué libro está leyendo ahora?

Leo al buen tuntún. Dos o tres libros a la vez. Estoy leyendo El canto de la espada, la historia de un almirante coreano del siglo XVI.

¿Y cuál es el último que ha acabado?

Las noches revolucionarias, de Rétif de la Bretonne. Sobre la revolución francesa.

¿Añora los tiempos de las revoluciones?

No. Yo soy un modesto reformista.

¿Eso son ahora los sindicatos: reformadores?

Las cosas se pueden transformar a través de las reformas. Reformas bien orientadas, no como la de las pensiones.

¿Le gusta su trabajo?

Sí. Mucho.

¿Es feliz?

Sí. Creo que soy feliz.

¿Quién es Ignacio Fernández Toxo?

Un amigo y un gran sindicalista.

¿Y Gerardo Díaz Ferrán?

Un interlocutor necesario.

¿José Luis Rodríguez Zapatero?

El presidente del gobierno.

¿Nada más?

Es una persona con la que tengo una relación muy cordial, que no va más allá.

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