Jesús del Pozo: "La crítica me afecta"

  • El creador inaugura este viernes la Cibeles Madrid Fashino Week.
  • Lleva 35 años diseñando, pero los comentarios aún le importan.
  • Asegura que le parece "estupendo" que le copien sus ideas.
Jesús del Pozo.
Jesús del Pozo.
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Jesús del Pozo.

Con los jóvenes talentos, comienza una nueva edición de Cibeles Madrid Fashion Week. Este viernes mostrarán sus creaciones grandes como Roberto Verino y Elio Berhanyer, precedidos por Jesús del Pozo, el primero. Nos recibe con un pantalón de chándal vintage, una chaqueta y un pañuelo suyos –«los contrastes me divierten», afirma–. Habla pausadamente y desborda inteligencia.

¿Con qué actitud saldrán sus modelos a la pasarela?

La actitud altiva de los ochenta ya no es necesaria; tiene que ser más segura, porque la mujer ya lo ha demostrado todo.

¿Cómo afronta esta Cibeles?

Como siempre, con nervios, preocupación, prisas...

¿A pesar de la experiencia?

Cuando empezaba, nadie esperaba nada de mí. Después de 35 años se puede ser menos espontáneo. Es una de las cosas que más echo de menos.

¿En qué ambitos ha podido expresar esa espontaneidad?

Cuando hice mi primer perfume, con una nueva colección de gafas... Hay que saltarse las normas, pero siempre después de conocer lo académico.

Ve divertido lo que otros creen una maldición pues no pueden vivir de la alta costura.

A mí me apasiona. Tan interesante me resulta hacer un traje para una ópera como un proyecto de uniformes.

¿Le apetece algo en especial?

Muchas cosas. Pero es difícil estar al cien por cien en todo, lo he pasado muy mal por eso. En Carmen sufrí como nadie.

¿Crearía para una marca de consumo masivo?

Tendría que hacer cosas con las que me sintiese a gusto; a estas alturas de mi vida, prostituirme por ahí... Pero hacer moda asequible para mucha gente me parece estupendo.

¿Es de los que piensan que la crisis fomenta la creatividad?

Preferiría que no la hubiese (risas), pero pienso que todo tiene una parte positiva.

¿Lo extrapola a otros terrenos?

Soy tremendamente optimista. Pero hay que esforzarse. E influye quién te rodea;_yo tengo gente con mucha energía.

¿Si quisiéramos trabajar para usted deberíamos indicar que tenemos ilusión?

Es importante. Cuando hago una entrevista de trabajo, pregunto qué pueden aportar a la compañía, siempre estoy abierto a lo nuevo. Y quiero rodearme de gente más lista, ¡para mediocre ya estoy yo! (risas).

Jesús del Pozo nunca ha vendido sus ideas a otras marcas...

A veces es muy positivo, pero también te hace menos flexible. Yo, con todo, no cambiaría._Sólo sé hacer lo que hago, y malamamente.

¡Qué modesto!

Huy, cada vez me doy cuenta de que me falta más por aprender. Con los cinturones, con las gafas..., con lo que me preocupe me despierto a las cuatro de la mañana. He puesto el mismo interés para hacer una cosa con la que he ganado mucho dinero que para otra con la que no he ganado casi nada.

¿Es afán de perfección?

A veces pienso que es inseguridad. Y a veces me dicen: «eres muy exigente». ¿Pero dónde está el nivel normal de la exigencia?

¿Está pendiente de la crítica?

Muy poco. Me importa, pero me puede afectar demasiado, hacerme más daño del que debería o subirme un ego que no exista. Prefiero no saberlo.

¿Recuerda alguna alabanza?

Me acuerdo más de lo malo, fíjate, será que te deja más cicatriz. Pero siempre les he dicho a los equipos: «ni somos tan buenos como nos dicen, ni tan malos como creemos».

Si alguien público con otro criterio le pide que lo vista...

Me ha pasado, constantemente, que no hemos coincidido. Y no lo he hecho._Es no ser honesto en tu trabajo..., ¡de lo poco ya que me queda! (risas).

¿Siente que ha de dar una imagen en los actos públicos?

Voy a muy pocos y trato de pasar desapercibido. No me siento cómodo, no creo que sea mi papel. Realmente, me lo paso bien trabajando. Cuando me preguntan por el retiro, digo que es un parque precioso.

¿Cómo visten los políticos?

No me preguntes... (risas). En países como Francia se le da más importancia. De algunas mujeres pienso «qué pena, lo que dicen sería más creíble sin todo eso que tienen puesto».

¿No se fijan en la vestimenta?

Hay de todo. Algunos, más valdría que no se preocupasen, ¡porque madre de dios! (risas).

Dedica tiempo a enseñar.

Esta profesión no se puede enseñar, pero sí aprender, y la mejor manera es viendo cómo trabajamos. Pero la genialidad está en lo que no se puede aprender, por eso es estupendo que te copien. Yo lo comparto absolutamente todo.

¿Qué tendencia le copiaron?

Fui el primero en usar linos para trajes. Me satisface.

Con usted los que se lucran por derechos de propiedad intelectual no irían muy lejos.

Estoy muy descontento. Me parece muy mal que se cobre tanto a la gente. Tenemos que sobrevivir, pero nuestro deber también es dar gusto. Yo, desde luego, vivo de sobra.

Y la ostentación...

No me interesa para nada.

¿Su maestro quién fue?

Tuve que aprender solo. Pero, a distancia, Balenciaga. Repasas su obra y te das cuenta de que es el más moderno._Mariano Fortuny, Christian Dior...

¿Cómo llegó a la moda?

Tuve que luchar mucho con mi padre. En el criterio estético me educó mi madre. Yo de pequeño quería que me vistiesen de torero, y para mi comunión quería el de las hombreras doradas... ¡y fíjate ahora!

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