Alberto: "La crisis nos ha hecho apretarnos el cinturón, pero ya no hay más agujeros"

  • Alberto abrió un negocio de comidas y lleva en pérdidas desde 2008.
  • Debe una letra y ha tenido que recurrir al dinero de sus familiares.
  • "Hemos prescindido de todo lo que no sea necesario."
Alberto Fernández, una cara de la crisis.
Alberto Fernández, una cara de la crisis.
ALBERTO FERNÁNDEZ
Alberto Fernández, una cara de la crisis.

"Trabajo doce horas al día en mi local de comida preparada al peso: gestiono, cocino, despacho, negocio con los proveedores..., pero no es suficiente". Alberto Fernández, un autónomo madrileño residente en Sevilla desde hace 15 años debe al banco una letra retrasada del crédito y el banco ya le ha amenazado en una ocasión con ejecutar la hipoteca y perderlo todo.

Alberto ha iniciado varios negocios relacionados con la hostelería en la capital hispalense y todos funcionaron más o menos bien. Al abrir su actual establecimiento en enero de 2007, toda parecía que también iría bien. De hecho empezó muy bien, pero en 2008 comenzaron las pérdidas y así siguen. Y la situación va a peor.

"Tengo cuatro empleados en la tienda y todos legales, pero por más que intento recortas gastos ya no puedo reducir más sin que las ventas y la calidad se resientan". "No  quiero recurrir al fraude ni a la picaresca, pero gente con menos vergüenza y con mejor situación ya lo habría hecho", asegura este emprendedor que asegura que "mal venderlo tampoco es la solución porque me lo malvendería y me quedaría con una carga demasiado pesada".

Alberto se queja de que las ayudas y condiciones para emprendedores de los bancos son sólo "un reclamo" y las ayudas del Gobierno parecen innaccesibles: "En el banco cuando pregunto por los créditos ICO me dicen que son muy complicados y ni siquiera me informan". Lo más que ha conseguido del banco es una renegociación de la hipoteca que le permite pagar una letra menor durante un tiempo, pero aún así las pérdidas permanecen.

"Llevo toda la vida trabajando como un loco, pero así es imposible ser autonómo", asegura este pequeño comerciante que ha tenido que recurrir a prestamos de sus familiares. "Si el negocio cae, mi familia va detrás", concluye.

"En este año no veo esperanza", asegura, "dicen que la macroeconomía está recuperándose pero eso la gente de a pie no lo notamos". Alberto teme que de seguir así se una a los más de 50.000 pequeños comercios que han cerrado en estos dos últimos años.

La familia lo nota

Alberto tiene mujer y tres hijos y en su familia han comenzado a notar los efectos de la crisis.  "Hemos prescindido de todo lo que no sea necesario", asegura, "además intentamos ajustar el consumo de agua y luz, pero con niños es difícil". Los más pequeños también está notando las dificultades: "Mis suegros son los que llevan a los niños al cine porque nosotros no podemos y les hemos tenido que borrar de las actividades extraescolares".

"La crisis nos ha hecho apretarnos el cinturón", asegura Alberto, "pero ya no quedan agujeros".

CINCO PREGUNTAS SOBRE LA CRISIS

  • ¿La crisis le quita el sueño? Un día sí y otro no.
  • ¿A qué le huele la crisis? Huele mal, a mentira. Resulta que no éramos la octava potencia económica como nos dijeron.
  • ¿Echa mano de marcas blancas? Sí.
  • ¿Recogería del suelo una moneda de 5 céntimos? No.
  • ¿Prescindiría de la calefacción o del teléfono? Lo haría si fuera para poder comer.
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