Llega el Panamera S, la arriesgada jugada redonda de la marca Porsche

  • Su imagen exterior recuerda a una especie de 911 adaptado a conciencia para albergar una carrocería de 5 puertas.
  • Un refinamiento y un lujo exquisito invaden la atmósfera de un habitáculo pensado por y para el disfrute del conductor.
  • El Panamera S tiene un precio base de 109.382 euros.
Estamos ante un automóvil que marcará un antes y un después en todo aquel que tenga el privilegio de conducirlo.
Estamos ante un automóvil que marcará un antes y un después en todo aquel que tenga el privilegio de conducirlo.
Alberto Fernández
Estamos ante un automóvil que marcará un antes y un después en todo aquel que tenga el privilegio de conducirlo.

En principio, Porsche tenía poco que ganar y muchísimo que peder con el arriesgado proyecto de crear el Panamera. Si el “experimento” de engendrar una especie de 911 de 5 puertas no salía como esperaban, el batacazo podía haber sido de aúpa. Sin embargo, la jugada les ha salido redonda; tras sentirlo en mis manos, sólo puedo quitarme el sombrero.

Disculpen mi quizás excesiva euforia, pero no todos los días tengo la oportunidad de conducir uno de esos coches que marcan un antes y un después en el fuero interno de mi persona. Y eso (ya les voy adelantando) que “sólo” estamos hablando de la versión más “básica” de toda la gama Panamera, o que, me confieso, nunca he sido y nunca seré un apasionado de la estética de los modelos de la casa de Stuttgart.

Llamando la atención allá dónde vaya

<p>Porsche Panamera S</p>De hecho, uno de los modelos que más me ha gustado desde que tengo uso de razón es el Carrera GT (precisamente uno de los Porsche que menos se parece a un Porsche) y lo mismo me sucede con los clásicos, siendo el 928 o el 944 (dos de los más “raritos” de su época) los que realmente me encandilaban estéticamente. Así pues, de entrada el Panamera no casa con mis gustos, pero de lo que no cabe duda es que despierta el interés de todo aquel que pasa por su lado.

Cuando lo ves en persona por primera vez lo que te llama la atención son sus enormes proporciones. No hay nadie que se ponga frente a él y no piense “¡menudo bicho!” y es que estamos hablando de un coche de casi cinco metros de largo por 1,9 m de ancho y 1,4 m de alto. Que sea tan ancho y tan largo pero tan bajito, hace que rezume deportividad por los cuatro costados.

El objetivo se ha conseguido, porque su imagen exterior recuerda a una especie de 911 adaptado a conciencia para albergar una carrocería de 5 puertas. Si tuviera que destacar alguno de sus rasgos me centraría en el interminable capó en forma de “V”, la llamativa línea del techo (muy similar a la de un coupé), los marcados pasos de rueda, los musculosos hombros de la zaga, las cuatro salidas de escape o la peculiar forma de la luneta trasera.

Sin parangón

Donde no hay discusión posible es en el interior. Por fuera, habrá personas a las que el Panamera les fascine pero también estarán aquellos, entre los que me incluyo como ya han podido comprobar, que no compartan esta impresión. Sin embargo no creo que nadie en su sano juicio pueda discrepar sobre el citado interior: es sencillamente espectacular.

Un refinamiento y un lujo exquisito invaden la atmósfera de un habitáculo pensado por y para el disfrute del conductor. La calidad de los materiales y la exclusividad de los acabados ponen el listón tan alto que es difícil describir la sensación que uno percibe cuando se sienta frente al volante de semejante aparato y mira a su alrededor. Una mezcla entre admiración y confusión te invade por completo. Admiración por el buen gusto y el saber hacer… y confusión porque tienes frente a ti una ristra de innumerables botones tanto en la consola central como en el techo (justo delante de las luces de cortesía de las plazas delanteras) que de primeras te abruman por completo. Sin duda, cuesta un tiempo familiarizarse con este sinfín de reglajes, de los cuales hablaremos unas líneas más abajo en nuestras impresiones de conducción.

Por lo demás poco o nada que decir. ¡Ah sí! Se me olvidaba un “pequeño” detalle y es que nuestro precioso interior iba cargado de extras hasta los topes porque ya saben, esto es un Porsche y las posibilidades de configuración del habitáculo (como en otras marcas premium) son casi infinitas. No les quiero aburrir con una larga lista de opciones pero, para que se hagan una idea, el coste aproximado de todo este plus de elementos ascendía a más de 18.000 €. Por ejemplo, podría citarles el cambio automático PDK y la función de arranque y parada automáticos del motor (3.857 €), el climatizador automático (955 €), los asientos y el interior de cuero (6.982 €), el techo solar eléctrico (1.595 €), el sistema multimedia de comunicación y navegación de Porsche (3.452 €) o el volante multifunción de tres radios (575 €). Casi nada.

4 plazas y un maletero suficiente

La posición de conducción es muy similar a la de cualquier 911. El asiento está colocado en una posición baja, por lo que vamos muy cerca del suelo. Las posibilidades de regulación son también como para perderse, puesto que además de los ajustes habituales, se pueden modificar entre otras muchas cosas, el nivel de sujeción de los muslos o de la espalda.

No falta espacio ni delante ni detrás en lo que a altura y sitio para las piernas se refiere. Aunque es estrecho, la anchura es este caso no es un problema ya que sólo hay cuatro plazas reales. Sorprendentemente, los asientos de las plazas traseras son muy similares a los de las delanteras: sujetan el cuerpo de forma excelente, llaman la atención por su silueta tipo baquet y son realmente cómodos.

Si hablamos del maletero, teniendo en cuenta el tipo del coche que tenemos entre manos, nadie se podrá quejar en exceso de sus dimensiones. Con un volumen de 445 litros, tenemos capacidad suficiente para transportar el equipaje de todos los ocupantes. Además, sus formas son regulares y en todo caso, si necesitamos más espacio, podemos abatir los respaldos traseros (se alcanzan los 1.263 litros quedando una superficie plana).

400 CV

Dentro de la gama de este superdeportivo de 5 puertas, podemos optar por 3 versiones: Panamera S, Panamera 4S y Panamera Turbo. El “4S” y el “Turbo” tienen tracción a las cuatro ruedas, mientras que el “S” (la variante que nosotros hemos probado) cuenta con tracción trasera únicamente. El bloque motor es el mismo para todos, un V8 de 4,8 l de cilindrada e inyección directa de gasolina (DFI). La gran diferencia la encontramos en el Panamera Turbo, que mediante la sobrealimentación, consigue extraer de esta mecánica nada más y nada menos que 500 CV, frente a los 400 CV de sus otros dos hermanos. Como veremos a continuación, el motor atmosférico del Panamera S (y 4S) es una delicia, pero de nuevo, les tengo que confesar que también he tenido el privilegio de subirme a un “Turbo”, y la diferencia es tan brutal que si son tan afortunados de poder estar barajando la posibilidad de adquirir un Panamera, mi consejo es que se fueran de cabeza a por la variante más potente (aunque claro, el precio se dispara por encima de los 150.000 €).

Dicho esto, volvamos a lo que nos ocupa. El motor de la versión “S” no defrauda en absoluto. Si tuviera que definirlo de alguna manera me atrevería a calificarlo de bipolar porque por debajo de las 3.500 vueltas tiene una respuesta suave y progresiva perfectamente apta para una conducción tranquila y sosegada. Ahora bien, si le pides guerra puedes ir preparándote para una buena fiesta de fuertes emociones. A partir de 4.000 rpm, una pequeña insinuación sobre el pie derecho se traduce en una contundente aceleración que nos pega literalmente al asiento.

Las prestaciones no dejan lugar a dudas. El Panamera S asociado al cambio PDK acelera de 0 a 100 en 5,4 segundos y alcanza una velocidad máxima de 283 Km/h. Nuestra unidad estaba equipada además con el paquete “Sport Chrono”(876 €), que incluye la función “Launch Control” para salir desde parado con la máxima aceleración posible sin pérdidas de motricidad. De esta forma, la maniobra del sprint se reduce en 2 décimas, parando el crono en 5,2 segundos (una cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que hablamos de un coche de casi 1.900 kilos). Como sucede con el X6 M (más…) o con el Audi R8, el control de salida llega a ser realmente adictivo. Para activarlo, hay que pulsar el botón “Sport Plus” y, mientras pisamos el freno, pisar también a fondo el acelerador hasta que aparece un aviso en el cuadro de instrumentos. En ese momento levantamos el pie izquierdo y voilà, saldremos disparados cual cohete en una lanzadera.

Extremista

En el Panamera, el consumo está ligado a nuestro estilo de conducción de forma más palpable que en prácticamente cualquier coche. Los datos que homologa el fabricante (16 / 7,9 / 10,8) son demasiado optimistas en según que casos. Por ejemplo, en un viaje por autovía a ritmo normal, podremos rondar con facilidad los 10 litros de media. Sin embargo, en un puerto de montaña buscando los límites y tratando de utilizar siempre la máxima aceleración posible, el gasto de combustible se dispara por encima de los 25 litros en menos de lo que canta un gallo.

Esto se hace aún más evidente durante trayectos cortos o desplazamientos por ciudad. Pese a tener un sistema start/stop que por cierto funciona con una suavidad exquisita, (a mi parecer es el mejor sistema de arranque y parada del motor actual o al menos el mejor de todos los que he tenido la ocasión de “sentir” hasta la fecha) los consumos en estas condiciones son siempre muy elevados. Otra muestra de esa “bipolaridad” a la que hacía referencia anteriormente.

¿El Porsche más fácil de conducir?

Como en cualquier modelo de la casa de Sttutgart que se precie, el contacto está en el lado izquierdo. Introducimos la llave (que tiene la forma del vehículo en miniatura), giramos y despertamos a la bestia. El Panamera nos da la bienvenida con un contundente golpe de gas, “ideal” para pasar desapercibido allá dónde nos encontremos.

Al volante las cosas pasan muy deprisa pero de forma segura merced a las innumerables ayudas electrónicas a la conducción de las que hace gala este automóvil. Como ya he dicho en otras ocasiones, no es cuestión de abrumar con tecnicismos ni jerga específica, ya que es tremendamente fácil perderse entre tanta sigla. PSM (control de estabilidad), MSR (regulación del par de arrastre del motor), PASM (suspensión activa) o los ya habituales sistemas ABD (diferencial automático de freno) o ASR (control de tracción) son algunos de nuestros inseparables compañeros de viaje en este Panamera.

Estamos ante un coche relativamente fácil de conducir al que se le puede sacar mucho partido sin ser necesariamente un experto. No he conducido lo suficiente otros Porsche (exceptuando el Cayenne que no viene a cuento en esta comparación) para decir si es más sencillo de “pilotar” que cualquier 911 o incluso un Cayman, pero sin duda para un coche de su tamaño sorprende la facilidad con la que se puede llevar por el sitio. Ahora bien, las inercias que se generan con semejante masa en movimiento provocan mucho respeto y creo que sólo un auténtico especialista sería capaz de buscar sus límites.

No es un coche nervioso o brusco como otros vehículos potentes de tracción trasera. Permite ciertas correcciones en pleno apoyo e incluso podemos cambiar la trayectoria repentinamente con garantías, pero debemos ser conscientes de lo que tenemos entre manos. En definitiva ¿fácil de conducir? para un coche de su tamaño y potencia sí, pero como decía, con las inercias que aparecen, me parece un coche exigente. Respecto a la dificultad que representa toda la botonería a la que hacíamos referencia al inicio, prestando un poco de atención y una vez pasados los primeros 20 minutos, es fácil “quedarse con la copla” y saber cuál es la función de cada uno. En general, todos los de la parte superior tienen que ver con el sistema de climatización mientras que los situados más abajo se encargan de ajustar el “set-up” del vehículo modificando diversos parámetros como veremos a continuación.

En este sentido, un punto crucial a tener en cuenta es que la posibilidad de variar la dureza de los amortiguadores mediante los botones situados en dicha consola central cambia radicalmente la respuesta de coche. Además del nivel “normal”, tenemos disponibles las opciones “Sport” y “SportPlus”. Con la tecla “Sport” activada, se desactiva el sistema start/stop, los reglajes se vuelven más duros, cambia la respuesta de la caja de cambios y se notan más las irregularidades del asfalto, permitiéndonos un tipo de conducción más deportiva. El botón “Sport Plus” (disponible sólo si instalamos el paquete Sport Chrono citado anteriormente) lleva todo esto hasta el extremo, endureciendo aún más la dirección, rebajando la altura de la carrocería respecto al suelo, colocando en una posición óptima el alerón o ajustando el umbral de actuación del control de estabilidad al límite.

Para todo aquel que busque la máxima eficacia y precisión, existe la posibilidad de instalar unas barras estabilizadoras activas (4.775 €) o unos frenos cerámicos (8.825 €). Sobre el nivel “normal”, el más blando por decirlo de alguna manera, hay que decir que permite viajar con mucha comodidad y es recomendable para largos trayectos por vías rápidas aunque en ningún caso resulta tan confortable como el de otras berlinas de lujo (por ejemplo, comparado con un clase S). Sin embargo, toda esta clase de vehículos se quedan a años luz del Porsche si lo que queremos es ir realmente rápido sobre trazados más o menos exigentes.

Precio

El Panamera S asociado al cambio automático PDK tiene un precio base de 109.382 €. No entraré a valorar si es un coche caro o si vale mucho más de lo que cuesta por lo que ofrece, pero sí diré que el equipamiento que trae de serie me parece escaso para un desembolso de semejantes características. Entre todos los elementos incluidos “de inicio”, por ese precio, repito, tan sólo me parece realmente destacable la amortiguación activa. Eso sí, rascándonos aún más el bolsillo, el Panamera puede tener de todo.

Por tanto, los dispositivos más interesantes los encontramos como opción. Normalmente suelo decir con algunos vehículos que la lista es interminable, pero en este caso tengo más razón que nunca. Desde el exterior (luz dinámica de curva 719 €, sistema de ayuda de aparcamiento con cámara marcha atrás 1.242 €, cristales térmicos y aislantes del ruido 1.346 € o el techo corredizo eléctrico 1.595 €), pasando por el motor (servotronic 287 €, sistema de escape deportivo 2.863 €) sin olvidar el interior (consola central trasera grande 2.078 €, control de crucero adaptativo 2.235 €) o el equipo de audio (sistema de sonido Burmester 5.216 €, PCM Porsche con módulo de navegación 3.452 €…) podemos configurar cada rincón de nuestro Panamera a nuestro gusto. Y ojo, porque no he citado ¡ni la décima parte! de todo lo que se le puede añadir al vehículo, así que pueden hacerse una idea.

Conclusión

El Porsche Panamera es un auténtico cochazo. Cuestiones estéticas al margen, este vehículo combina como nadie un confort que tiene poco que envidiar a las grandes berlinas de referencia con el carácter, la precisión y agilidad inherente a los mejores deportivos. Y todo ello sin renunciar al espacio y a las múltiples ventajas funcionales que ofrece una carrocería de 5 puertas. Sin duda, estamos ante un automóvil que marcará un antes y un después en todo aquel que tenga el privilegio de conducirlo.

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