Ha sido un infierno. El caso de Marta del Castillo, desaparecida y presuntamente asesinada, cumple un año. Su familia mantiene intacta la esperanza de encontrar pronto el cuerpo. El padre y sus compañeros de trabajo guardarán este lunes 5 minutos en recuerdo de Marta. Y el viernes habrá una concentración en el Zodiaco.

¿Cómo han ido evolucionando sus sentimientos?

Con el tiempo te entra tanta impotencia que al dolor se le une la rabia, y eso parece que te sirve para ser más fuerte.

¿Cómo es su día a día?

Me levanto y deseo que sea el día en el que llamen diciendo que la han encontrado. Después, hay que ponerse las pilas, porque hay que llevar a las otras dos niñas al colegio y estar fuerte por ellas.

¿Qué tal están sus hijas?

Parece que lo han canalizado bien. Ver que tienen ganas de reír y jugar, que llega Navidad y quieren poner el belén... me hace sentir bien, pero me preocupan. Una es introvertida y no sé qué puede pensar. Creí que la pequeña, que es más extrovertida, iba a llevarlo mejor y es la que peor lo está pasando.

¿Han recibido ayuda?

Han estado en terapia psicológica, pero con la pequeña tengo que volver.

Su habitación sigue igual.

Les preguntamos a sus hermanas si había algo en ella que las entristeciera y nos dijeron que no. Mantenerla es como si algo de Marta aún estuviese en casa. Al ser la habitación de las tres hermanas no la conviertes en un mausoleo.

¿Sigue confiando en las Fuerzas de Seguridad?

Quiero seguir haciéndolo. Prometieron, y espero que lo cumplan, que seguirían buscando a mi hija.

¿Y en la justicia?

Quiero hacerlo hasta el final, pero la Policía te dice que lo tiene todo atado y luego ves que no es así.

¿Qué siente cuando el Cuco va a un piso tutelado, Samuel sale a la calle y sólo queda Miguel en prisión?

Impotencia. Sabíamos que en febrero Samuel debía dejar la prisión y nos estábamos preparando, pero no esperábamos que saliese antes y en unas fechas tristes (Navidad). Es muy doloroso pensar que, con el beneplácito de la ley, él iba a pasar las fiestas con su familia y que no aparece el cuerpo de mi hija, que es lo que necesito y quiero saber.

¿Qué le diría a Miguel?

El sentimiento que tengo hacia él no es de ira, sino de pena. Le diría muchas cosas y no querría que pensara que estamos destrozados, porque nunca vamos a bajar la guardia ante ellos.

Tiene un club de fans, recibe cartas de admiradoras...

Pensar que lo criminal es algo a lo que se puede adorar da miedo. Se puede creer que quien lo hace es un descerebrado, pero detrás de ellos, ¿qué es lo que se esconde?

Javier, el hermano de Miguel, insiste en su inocencia...

Nunca hemos dicho que fuera el cerebro de una conspiración para matar a Marta, sino que en el caos que se formó, es el que pone orden. Lo hubiera puesto de haber llamado a la Policía, en vez de decir «esto es un marrón muy gordo y hay que quitarlo de en medio», como creo que ocurrió. La visión que tenemos de él es la de una persona que no colaboró ni facilitó que contactáramos con su hermano. Yo contacté con Miguel a través de Samuel.

Ha habido manifestaciones, se han recogido firmas... ¿qué queda para que os oigan?

Presentar las firmas de los ciudadanos que quieren que algo cambie. Viendo todo esto sientes que no estás sola y te anima a tener fuerzas.

¿Un mensaje?

Con lo que le ha ocurrido a Marta, hemos visto que hay cosas que fallan en la sociedad. No se puede proteger tanto al criminal. Entiendo que tengan derechos, pero el derecho más esencial, la vida, se lo quitaron a mi hija.