"He comenzado una huelga de hambre para protestar contra la corrupción urbanística que han protagonizado diversos políticos de nuestro país". Unas declaraciones de este tipo no se tomarían muy en serio si no fuera porque el que lo ha anunciado es Gabriel Fuertes, un zaragozano jubilado de 62 años que ya ha mantenido hasta el final otras dos huelgas de este tipo.
Tres semanas es el tiempo máximo que estará sin comer Gabriel, alimentándose tan sólo de agua con un poco de sal y limón; aunque también dependerá de cómo evolucione su salud.
La intención de Gabriel es que la ciudadanía se conciencie de estos abusos y que los grupos políticos actúen. "Con que me remita un comunicado algún partido político afectado por algún caso de corrupción finalizaría mi protesta, pero sé que nunca va a llegar", explica a 20 minutos.
Antecedentes
Ese mismo espíritu combativo ya lo tenía en 1976, cuando tras ser despedido de la empresa en la que trabajaba comenzó una huelga de hambre que duró 21 días y con la que consiguió que le readmitieran por despido improcedente.
La segunda huelga la secundó durante 41 días el año pasado para conseguir una vivienda digna y que pudiese pagar. También se salió con la suya, pero pagando un alto precio: fue ingresado en el hospital durante 14 días. "Mi familia está preocupada y no se mete, pero me apoya en mi decisión", explica Gabriel.
El siguiente reto de este zaragozano es acudir a la manifestación contra la corrupción que se ha convocado para el próximo 30 de enero en Seseña. "Si hace falta iré incluso en silla de ruedas si por entonces sigo con la huelga", concluye Gabriel.
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