Tamara Falcó, ideal de la muerte

  • Le apasiona la moda y la decoración.
  • Encaja con humor las críticas que le brindan los medios y sus allegados destacan su buen carácter y su simpatía.

Podríamos empezar diciendo que Tamara Falcó, la hija de la reina del papel cuché, Isabel Preysler, y del marques de Griñón, es por encima de todo una pija redomada o, si se prefiere, una requetemegapija. Aventurar, por ejemplo, que hemos oído que jura por Snoopy y que no lee. Dar por cierto el rumor de que aún le quedan asignaturas pendientes para terminar la carrera de Comunicación (ella prefiere emplear el término anglosajón Comunication porque cursó los estudios en EE UU) y recordar sus aparatosos accidentes automovilísticos. O tacharla de frívola al saber que lloró, cuando tenía 25, porque su madre no le dejaba un vestido.

<p>Tamara Falcó Hola</p>Entre una siseante nube de "oseas", "¿sabes?" y "tal y tal", la dulce Tamara se sonroja en las entrevistas a pesar de que a los cinco años ya trataba con los paparazzi que perseguían a su progenitora. Y se trabuca, le cuesta encontrar la palabra exacta. Cuando lo hace, suena remilgada; a veces, ininteligible. Las vocales, oscilantes; las erres, demasiado palatales. ¿Podrá ser esa la herencia de sus estancias al otro lado del charco, o tal vez de las conversaciones de fin de semana en los clubes privados? Entre medias, una cascada de risitas nerviosas y algún término en inglés pronunciado con gran corrección. "Intento hablar más despacio, pero no siempre lo logro porque quiero decir muchas cosas", aclaró una vez esta joven que admite que su forma de hablar resulta afectada y que no se molesta por la hilera de "arrrrgh" que le dispensa cada semana la revista Cuore.

Candorosa y muy familiar

Dicen que en persona gana mucho. Lo dijo Ana Rosa tras entrevistarla por primera vez en un plató de televisión, y los reporteros de tendencias que lo han hecho con posterioridad. De ella cuentan que es cercana, que habla lo que piensa y que "se le coge cariño enseguida". Tal vez algo ingenua, como un día señaló su padre, pero muy simpática y sonriente, como apostilló su madre. Ella, a sí misma, se ve "no muy profunda, pero tampoco superficial". Y familiar. Se lleva bien con todos sus hermanos, aunque sus favoritos son Julio y Ana. Además posee una esmerada educación que le impide criticar a nadie pese a las preguntas insidiosas de los periodistas ( "María José Campanario y Belén Esteban son dos chicas estupendas", dirá) y se solidariza con los mileuristas aunque reconozca que su realidad es bien distinta.

En lo profesional, ha sido cronista de moda en ¡Hola!, propuso soluciones en tonos pastel en la revista de decoración Nuevo Estilo, ha sido imagen de Barbour y Ghd y no se pierde ninguna fiesta importante.

De Comenge a… ¿Luis Medina?

Aunque está oficialmente soltera y sin compromiso, le gusta la compañía. Tras salir en 2005 con Alberto Comenge, nieto de un empresario automovilístico, inició una relación con Marco Noyer. Con él rompió en diciembre, quizá por la distanci. aHace apenas una semana se comentó que Tamara podría estar saliendo con Luis Medina, hijo de Nati Abascal, ante el deleite de las revistas rosas. De Medina, los círculos cercanos aseguran que se trata de un chico "tímido y encantador".

La digna sucesora de su madre

Su pasión por la moda y la atención con la sigue los pasos de su madre han hecho que sea señalada por algunos semanarios como la "heredera de Isabel Preysler". La segunda hija de la reina de corazones no oculta la admiración que ésta le despierta. Para ella, su madre es la más guapa, la más elegante y la mujer perfecta. "Vive pendiente de su marido y de sus hijos y ha salido como nueva de todos sus embarazados", resume. Cuando se le pregunta en qué le gustaría parecerse a ella, no lo duda ni un momento: "En todo". Bueno, o en casi todo. Tamara preferiría no dedicarse a las tareas del hogar como hace la actual esposa de Miguel Boyer, porque el trabajo de ama de casa "no está justamente remunerado".

Por Clara Hernández: Sígueme en Twitter.

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