Las alucinaciones, ¿síntoma de enfermedad o compensación de la soledad?

  • Desde la RANM se define como "una proyección exterior de un objeto psíquico sensorializado".
  • Las padecidas por una persona que siente soledad se denominan "no verdaderas o pseudoalucinaciones".
  • Los expertos también hablan de alucinaciones de tipo espiritual o religioso.
  • Las drogas como la marihuana o el LSD también las provocan, y alertan de que sus efectos pueden ser irreversibles.

Aunque ahora se hable menos de ellas que en la antigüedad, las alucinaciones continúan siendo un fenómeno psicopatológico frecuente, que también se puede experimentar al tomar drogas o aparecer en personas sanas como método compensatorio de la soledad sensorial, sentimental o espiritual.

"Muchas personas que tienen alucinaciones se callan por vergüenza o miedo a ser tomados como locos o posesos", ha dicho a Efe el catedrático emérito de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid Francisco Alonso Fernández, quien ha reconocido que es imposible cuantificar el número de personas que tienen alucinaciones en España.

Alonso, miembro de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), sostiene que, frente a la definición francesa y tradicional de "percepción sin objeto", la alucinación es en verdad "una proyección exterior de un objeto psíquico sensorializado".

Es decir, cuando una persona afirma que ve un elefante, en realidad sí lo está viendo, "es algo que nace en su cabeza, lo proyecta al exterior y termina viéndolo".

Esta consideración fenomenológica pone en tela de juicio, a su entender, la coincidencia entre la realidad que captamos y la objetiva, ya que la primera de ellas siempre se basa en nuestra propia elaboración y nunca coincidirá ni con la segunda ni con la de otras personas.

Alonso distingue entre alucinaciones patológicas y las no patológicas.

Las primeras aparecen, aunque no sean constantes, en todo tipo de enfermedades psíquicas, mientras que las segundas se dan en personas sanas que viven situaciones extraordinarias, por ejemplo, por vivencias de soledad como las de un explorador perdido en el desierto que ve un oasis.

Sin embargo, el psiquiatra José Miguel López Ibor, que se muestra más de acuerdo con la definición clásica de alucinación como "percepción sin objeto", ha explicado que las que sienten las personas sanas en momentos de soledad se denominan "no verdaderas o pseudoalucinaciones".

Durante un período de duelo, "si uno tiene contactos con la persona querida y fallecida le alegra hasta cierto punto, pero no se puede abusar porque de ser una defensa se convierte en un trastorno patológico", ha asegurado Alonso.

Las alucinaciones también aparecen entre los que sienten "soledad espiritual" y aquellos místicos que buscan el contacto con Dios.

Precisamente, Alonso está preparando un libro sobre las alucinaciones de Santa Teresa, distinguiendo hasta tres tipos: completas (están relacionadas con el demonio), físicas (las ve con los ojos del cuerpo) e interiores (las ve con los ojos del alma).

Las alucinaciones se producen también con un consumo excesivo de alcohol al llegar a la última fase del síndrome de abstinencia, el "delirium tremens", ha explicado López Ibor.

Por su parte, el experto en Farmacología y vicedecano de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra, Norberto Aguirre, ha comentado que las personas que toman drogas alucinógenas "lo hacen precisamente con el fin de alucinar, que no es otra cosa que distorsionar la percepción de la realidad".

Una vez ha pasado el efecto del alucinógeno es difícil volverlas a experimentar, "aunque no imposible", ha asegurado Aguirre, y es lo que se conoce como "flash-back".

El consumo de marihuana multiplica por seis el riesgo de sufrir cuadros psicóticos o esquizofrenia, y el uso de otros alucinógenos como el LSD aumenta el riesgo de sufrir trastornos psicóticos, cambios de personalidad donde resaltan los rasgos paranoides, ha afirmado Aguirre.

Entre las drogas capaces de producir alucinaciones se encuentran las de productos naturales como la marihuana, la mescalina del 'cactus peyote', la 'psilocibina' y 'psilocina' de los hongos mágicos, y el 'dimetil triptamina' de la mimosa y la 'ayahuasca', o las de productos semisintéticos como el LSD.

También producen alucinaciones las drogas sintéticas o los anestésicos disociativos como la 'ketamina' (vitamina K o superK), la 'fenciclidina' ('polvo de ángel') y algunas anfetaminas, además de algunos opiáceos y la cocaína.

Aguirre ha advertido de que el consumo de todos estos alucinógenos puede conducir a un trastorno esquizoide, el cual produce un daño permanente a la persona.

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