Francisco Fernández (36 años) se llevó ayer el susto de su vida cuando, como cada domingo antes de irse a acostar tras volver del trabajo, paseaba a su perra, Iris, por las inmediaciones de su casa, en el distrito de Salamanca.
"Oímos maullar a un gato y seguimos, no le dimos importancia. Fue a la segunda cuando sonó como un niño que quería romper a llorar", explicaba horas después de encontrar a un recién nacido abandonado dentro de una bolsa de deportes sobre la jardinera de un portal de la calle Duque de Sesto.
Iris fue la primera en llegar hasta la sospechosa mochila deportiva de donde había salido el quejido y la olfateó. Cuando llegó Francisco apartó al animal y lo ató. "Estaba casi cerrada, la abrí y vi una toalla toda ensangrentada y una especie de jersey", recuerda asegurando que de tranquilo nada: "Estaba super nervioso porque al principio, al ver la sangre, creí que estaba herido", explica.
Luego toco el turno de avisar al Samur y seguir sus instrucciones. "Me decían que mirase su color y cómo estaba, pero vi que respiraba. No quise tocarlo por si le perjudicaba". El cordón umbilical aún sangraba.
"Yo no tengo experiencia con niños, sólo con mi sobrina y los hijos de algunos amigos", cuenta aliviado tras volver del Gregorio Marañón, donde está ingresado el bebé y adonde estuvo por la tarde interesándose por la salud del pequeño. "No le he visto, quizá mañana (por hoy)". Todo apunta a que no quiere encariñarse con la criatura que le debe la vida (había nacido sólo un par de horas antes y ya presentaba signos de hipotermina).
"Ha dicho una doctora que si tardamos un rato más en encontrarle... no se habría salvado". Normal, la mañana de ayer fue muy fría en la capital pero el bebé puede presumir de un ángel de la guarda de lo más decidido.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios