Barbanegra surca ahora los siete mares con GPS

No son parte del pasado. Los piratas siguen abordando barcos en todo el mundo, 127 en los seis primeros meses del año.
Barbanegra, Francis Drake, el Olonés, el Corsario Negro, Sandokán... piratas de leyenda unos, corsarios de carne y hueso otros. ¿Mitos del pasado?, ¿aventureros de otra época? No. Sus herederos siguen hoy en día surcando los siete mares, con la calavera como bandera.

En los seis primeros meses del año, los piratas han asaltado 127 buques en todo el mundo, según la Oficina Marítima Internacional (IMB). En las dos últimas semanas, corsarios somalíes han secuestrado dos buques mercantes, apresando a sus 36 tripulantes.

Los filibusteros de hoy se diferencian bastante de sus antecesores. Ya no navegan en grandes buques armados con cañones, sino en pequeñas lanchas motoras, muy veloces, con tecnología punta y con armas ligeras. El grupo separatista indonesio Free Aceh es uno de los más activos, ya que bajo su bandera actúan barcos corsarios.

«Muchas veces los piratas secuestran a la tripulación para pedir rescate. Otras sólo roban el cargamento. También hay ocasiones en que se quedan con el barco, lo vuelven a matricular y lo revenden», explican en IMB.

Las presas favoritas son los buques cisterna, ya que son más lentos, tienen tripulaciones muy pequeñas y las compañías suelen pagar su rescate.

Dos de cada tres abordajes piratas se producen en el sureste de Asia, en aguas del Océano Índico. Indonesia, Bangladesh y la India son los países más afectados.

Punto más conflictivo

El estrecho de Malaca, entre Malasia, Singapur e Indonesia, es uno de los puntos más conflictivos. Por este estrecho pasan cada año 50.000 buques mercantes, el 33% del comercio mundial y la mitad del petróleo que se consume en el planeta, un botín demasiado jugoso.

En África, los ataques se producen frente a las costas atlánticas de Nigeria, Camerún, Ghana, Costa de Marfil, y en Somalia, en el Índico.

El ‘tsunami’ acabó con los corsarios

El tsunami que afectó a Indonesia y el sureste asiático en diciembre del año pasado acabó con la actividad corsaria. En los dos meses siguientes al maremoto, no se registró ningún ataque en esa zona, sobre todo porque el tráfico marítimo se redujo considerablemente y porque según el IMB muchos piratas perdieron sus buques, algo de lo que ya se han recuperado.

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