Nefertiti regresa al Neues Museum de Berlín

  • Fue descubierta por arqueólogos alemanes en Egipto en 1912.
  • Ha estado en lugares provisionales hasta volver a su primer destino.
  • El Neues Museum, arrasado en el Tercer Reich, ha sido reconstruido.
La estatua de Nefertiti ya descansa en el reconstruido 'Neues Museum' de Berlín.
La estatua de Nefertiti ya descansa en el reconstruido 'Neues Museum' de Berlín.
Fabrizio Bensch / REUTERS
La estatua de Nefertiti ya descansa en el reconstruido 'Neues Museum' de Berlín.

Nefertiti ha recuperado este jueves su posición de reina absoluta de Berlín en el Neues Museum, su primer emplazamiento tras ser descubierta por arqueólogos alemanes en 1912, destruido por los bombardeos de la II Guerra Mundial y recuperado ahora tras una costosa rehabilitación.

El busto más codiciado del mundo regresa así a su lugar en la Isla de los Museos, el primero desde donde fascinó al mundo, después de un largo peregrinaje por domicilios provisionales.

La Reina del Nilo, de unos 3.500 años de antigüedad, superó su re-estreno, de nuevo sepultada por cientos de flashes de cámaras y equipos de televisión de todo el mundo, a la espera de que el viernes la canciller Angela Merkel inaugure oficialmente el recuperado Neues Museum.

A la reina se le ha reservado un espacio de honor, bajo la cúpula del ala norte del museo, que sí sobrevivió a los bombardeos. En las restantes tres plantas se distribuirán las otras piezas, incluido Akenaton, envuelto entre sarcófagos, relieves, joyas y papiros.

La recuperación del edificio, arrasado por los bombardeos sobre el Berlín del Tercer Reich entre 1943 y 1945, costó 200 millones de euros.

El largo viaje de Nefertiti

Las autoridades egipcias reclaman aún como propia la estatua por considerar que fue sacada ilegalmente del país. Nefertiti pasó sepultada y sin sobresaltos 3.400 años en el Valle de Amarna, hasta que fue descubierta por el arqueólogo Ludwig Borchardt en 1912. Primero fue presentada en el Neues Museum, donde encandiló ya al Kaiser Guillermo II, que se llevó consigo una réplica a su exilio holandés, en 1918.

También cautivó a Adolf Hitler, que además de negarse a restituirla a Egipto hizo que se la ocultase en una mina de Turingia mientras ordenaba a la población de Berlín resistir hasta la última gota de su sangre bajo los bombardeos.

De Turingia la rescataron las tropas estadounidenses y durante décadas fue exhibida en el sector americano del Berlín dividido por el Muro. Primero, a las afueras de la ciudad y a partir de 1967, en el Museo Egipcio del barrio de Charlottenburg.

Tras la reunificación vinieron un sinfín de nuevas mudanzas en varios domicilios provisionales: primero fue colocada en el Kulturforum, entre los neones de un moderno complejo museístico, y luego en el Altes Museum, ya en su Isla, mientras Chipperfield le acondicionaba un museo a la altura.

El Neues Museum reaparece ahora como un bello tributo a los estragos del tiempo. Y Nefertiti sigue con su inquebrantable poder hipnótico, da igual en cuántos museos y vitrinas se la haya visto con anterioridad.

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