Primer contacto con la nueva generación del Mazda 3 MPS: es todo un huracán

  • Sus 260 CV le varieron en 2006 el título del compacto más potente.
  • Ahora Mazda lanza su nueva generación del MPS.
  • En cuanto a rendimiento no ha cambiado nada.
Mazda 3 MPS, la nueva generación.
Mazda 3 MPS, la nueva generación.
Mazda 3 MPS, la nueva generación.

A finales de 2006 Mazda estableció con su 3 MPS un asombroso récord. Sus nada menos que 260 CV le valieron el título del compacto más potente del sector en aquel momento. Tras presentar su nuevo 3 a principios de 2009, ahora Mazda lanza la nueva generación del MPS. Si bien en cuanto a rendimiento no ha variado en nada, el tope de la gama 3 ha sufrido grandes cambios en todos los demás aspectos.

Ya sólo visualmente produce más adrenalina que su antecesor: su poderosa calandra de cinco puntas, faldones laterales, alerón trasero y una llamativa toma de ventilación para el motor en el capó le dan un aspecto imponente, al cual también contribuyen las llantas exclusivas de 18 pulgadas con neumáticos de 225. A pesar de todos estos signos visuales de potencia, su diseño deportivo da una impresión general bastante escueta, evitando que la estética del nuevo MPS resulte exageradamente llamativa, como ocurre con otros compactos.

El interior también ha sido decorado a conciencia, y Mazda ha querido conferirle un aspecto marcadamente dinámico. Además, los asientos con unos pronunciados apoyos laterales, la costuras rojas en diversos puntos y un indicador de presión de la sobrealimentación entre el cuentarrevoluciones y el velocímetro son pistas que indican que bajo su hendido capó alberga un corazón de sangre hirviente.

Inhibidor de testosterona

Ahora sólo queda pulsar el botón de arranque, pisar el pedal de aluminio y hacer chirriar las ruedas. Pero el vehículo no sale a la carrera con toda la fogosidad que sus 260 CV y 380 Nm nos harían suponer. Aunque toda su desbordante potencia recae únicamente sobre el eje delantero, las ruedas no giran sobre el asfalto desenfrenadas y echando humo, ya que el MPS cuenta con dos "inhibidores de testosterona" que suavizan la arrancada.

El primero se trata de un sistema electrónico que limita el par máximo transmitido al eje. En las tres primeras marchas, la curva de par disminuye progresivamente hasta que se alcanzan las 3000 rpm, con lo que se reducen las vibraciones en la dirección hasta un nivel aceptable.

Pero Mazda recurre a otro truco más para evitar que las ruedas giren en vacío: la distribución variable de par entre las ruedas. Si una de ellas pierde adherencia, el diferencial delantero autoblocante transmite parte de la fuerza a la otra rueda. Así, una arrancada a tope desde parado con el firme seco tiene como resultado una reducción del desgaste de las gomas y de la vibración propia de este tipo de dirección.

Hasta 250 km/h

Gracias a este "amansamiento" y su sonido deportivo increíblemente contenido, el Mazda 3 MPS puede dar la impresión de no ser capaz de desatar un huracán tan potente como el que cabría esperar dados sus 260 CV y sólo 1,4 toneladas. De todas maneras, Mazda anuncia una aceleración de 6 segundos que todavía está por comprobar en nuestra prueba práctica. El vigoroso compacto nipón alcanzó, eso sí, los 250 km/h sin problemas en nuestra primera prueba por carreteras alemanas, si bien la aceleración se vuelve algo perezosa a partir de los 200.

El motor de cuatro cilindros entrega un abundante par motor en una amplia franja de revoluciones que llega casi a las 7000, hasta el corte de inyección. Aunque el comportamiento del cambio de marchas es correcto, la caja podría ser algo más precisa y engancharse un poco menos. También cabe observar que si hacemos un uso prolongado de la abundante potencia turbo que el 3 MPS pone a nuestra disposición, habrá que contar con un consumo bastante superior a los 9,6 litros prometidos por Mazda.

Por otro lado, el tope de la gama 3 también puede conducirse relajadamente y utilizarse como un compacto familiar normal y corriente, porque la dureza de la suspensión no resulta exagerada para un uso cotidiano. No obstante, la configuración del tren de rodaje es eminentemente deportiva y resulta especialmente indicada para una conducción dinámica. La rápida expansión de los elementos de suspensión garantiza una adherencia magnífica incluso en un firme muy irregular.

El bajo índice de balanceo en curvas rápidas de su carrocería, su extremada rigidez torsional y el excepcional comportamiento de la dirección en virajes hacen del Mazda 3 MPS un vehículo de placer ideal para los "locos de las curvas" más exigentes. También en autopista, a máxima velocidad, la seguridad es prácticamente total, y se pone de manifiesto el efecto de los elementos aerodinámicos. Por último, los potentes frenos que equipa contribuyen a la sensación de seguridad.

Precio asombrosamente económico

El MPS no solo satisface las mayores exigencias en lo que a dinámica de fuerzas transversales y longitudinales se refiere, sino que tampoco se queda corto en lo tocante a equipamiento. El precio mínimo de 29.570 euros incluye de serie un completo paquete de seguridad, elevalunas eléctricos, climatizador, radio-CD, pintura metalizada, programador de velocidad, asistencia al cambio de carril, sensor trasero de ayuda al aparcamiento, volante de cuero y asientos delanteros calefactados.

Además se incluye un sistema de navegación integrado y faros de doble xenón, equipo de sonido Bose, sistema de apertura y arranque sin llave y conexión Bluetooth para el manos libres. Completamente equipado, el Mazda 3 MPS se queda rozando los 30.000 euros, la solución más económica del segmento compacto deportivo.

Conclusión

Actualmente no existe ningún otro compacto que ofrezca más prestaciones por tan poco dinero, y además, con un diseño y un equipamiento magníficos. Y aunque los 260 CV del 3 MPS recaen únicamente sobre el eje delantero, éste rara vez se ve desbordado.

Por lo demás, este compacto ofrece un razonable equilibrio entre un alto nivel deportivo y una buena capacidad de uso cotidiano. Pero al fin y al cabo, este coche está hecho para disfrutar al máximo del placer de conducción, que por desgracia, en la práctica se salda con un consumo demasiado elevado.

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