Green Day arrasó en Madrid con una tormenta de punk rock

Los californianos Green Day presentaron este martes en directo en el Palacio de los Deportes de Madrid su último disco, 21st Century breakdown, con un lleno absoluto y un público, eminentemente joven, muy entregado. Veinte años de carrera y 66 millones de discos vendidos no han apaciguado la rabia del grupo.

Abanderados del punk underground que surgió en la costa oeste de EE UU a finales de los 80 y principios de los 90, la banda formada por Billie Joe Armstrong -voz y guitarra-, Mike Dirnt -bajo- y Tre Cool -batería- ha cumplido la mayoría de edad en plena forma.

Sacudida instrumental

La velada arrancó al añejo ritmo que proponía Song of the century, seguido de 21st Century breakdown, que critica con saña la ausencia de referencias saludables para las generaciones del siglo XXI. Los gritos del respetable hacían retumbar el pabellón con cada gesto de Armstrong.

"¡Levantaos", espetó ocho veces el cantante hasta que consiguió que el pabellón obedeciera su orden. Y entonces sonaron los acordes de Know your enemy, durante la que se subió a una de las gradas del recinto para animar a dar palmadas, y del ataque frontal a la "hipocresía" de la Iglesia cristiana que es East Jesus nowhere.

Holiday y la emocionante The static age dieron paso a Before the lobotomy, una sacudida instrumental con la que Green Day pretende despertar a una sociedad alienada. Entonces, llegó el momento para la clásica St. Jimmy, en la que un sonido más oscuro casó a la perfección con los efectos pirotécnicos, impecable complemento de las canciones.

Momento íntimo

Con la guitarra acústica colgada al cuello, y sentado frente al público en un momento de gran intimidad, Armstrong atacó Boulevard of the broken dreams, un momento para respirar justo antes de que otra composición memorable de Green Day, Hitchin' a ride, enloqueciera a los presentes.

Armado con una pistola de agua con la que mojaba a quien estuviera a su alcance, Armstrong dio la orden para que estallara la tormenta de garage que se plasma en Brain stew. El repaso al pasado de la discografía de la banda continuó con Jaded y Longview, que prepararon el terreno para lo que se avecinaba.

Si para reconocer algunas canciones tres acordes son suficientes, con el himno generacional Basket case bastó con uno solo para provocar el éxtasis del público. Por último, tras She y King for a day, durante la que Armstrong enseñó la parte donde la espalda pierde su casto nombre, llegó el popurrí de versiones (Satisfaction o Stand by me).

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