Según explicó el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, ante la Comisión de Interior en el Congreso, estos intentos masivos de saltar la valla se remontan a la época de la construcción de la alambrada.

En junio y agosto de 1998 se registraron dos asaltos, protagonizados por treinta y cuarenta inmigrantes; en 2000 hubo otros tres intentos, con grupos de cien, 81 y 98 subsaharianos; y en 2004 lo intentaron en siete ocasiones, con una participación media de cien personas.

Este año, desde el 5 de mayo, se han producido 21 intentos de entradas "sincronizadas y con fuerza", las dos últimas ayer, con quinientos y cuatrocientos inmigrantes, según apuntó el responsable de Seguridad, quien calificó de "muy satisfactoria" la colaboración marroquí en la materia.

Camacho hizo hincapié en los nuevos medios humanos y técnicos para reforzar el control de la valla: la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla contaba con 607 agentes en enero de 2004 y en este mes llegan ya a 676, a los que se unirán otros 40 agentes.

Más medios para frenar los asaltos

Los efectivos, que llegarán hoy o mañana a la ciudad, forman parte de dos módulos de intervención rápida.

Interior, que instaló 130 infrarrojos el año pasado, estudia además soluciones técnicas para las zonas de la frontera no controladas -los acantilados de Aguadú, el cauce del Río de Oro y el arrojo Beni Enzar- y evalúa la instalación de sensores de presencia, que permitirían a la Guardia Civil detectar a los inmigrantes antes de que iniciaran el salto.

La valla de seis metros, para febrero

Camacho había acudido al Congreso para informar sobre la situación de la frontera de Melilla, protegida con un doble vallado cuyas obras de recrecimientos hasta los seis metros, dijo, finalizarán en febrero del próximo año.

Camacho presentó los informes de la Guardia Civil sobre los tres muertos registrados en agosto y septiembre en los alrededores de la valla y aseguró que "hasta el momento no ha podido establecerse en ningún caso relación alguna entre una actuación de los agentes y un resultado de muerte".

No obstante, quiso dejar claro que, aunque la actuación de la Guardia Civil sea "diligente, profesional y proporcionada", siempre hay una alta probabilidad de que peligre la integridad física de los agentes y de los inmigrantes, que, subrayó, protagonizan asaltos "masivos, con fuerza y sincronizados".

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