Michael Moore y 'Gordos' certifican un día redondo en la Mostra de Venecia

  • El norteamericano vuelve a conseguir una lluvia de elogios por Capitalism: A love story
  • Gordos, segunda cinta de Daniel Sánchez-Arévalo, completa el trío español con otra ovación del público
  • Oliver Stone completa una sesión de baño y masaje a Hugo Chávez con South of the border

Era uno de los platos más apetitosos y se ha notado a lo largo del día. Michael Moore ha sacudido la Mostra y no lo ha podido hacer en un mejor momento después del terrible sábado que programó la organización del festival. Capitalism: A love story, es el nuevo trabajo del documentalista estadounidense, que se asienta sobre las mismas bases de siempre: humor, ironía, números casi teatrales en la calle y bastante mala leche. Esta vez el blanco de su cámara son las grandes corporaciones que han llevado a Estados Unidos, y arrastrado al resto del mundo, a la bancarrota.

El documental de Moore se cruza en el tiempo con otro que Michael Winterbottom y Matt Whitecross presentaron en la pasada Berlinale, The shock doctrine, y que viene a hablar conceptos parecidos: el liberalismo atroz que ha reinado en los últimos veintitantos años ha tocado fondo, ha llegado la hora de empezar de cero, y de marcar la reglas del juego.

A su habitual estilo guerrillero, cámara en mano, se nota que hasta Michael Moore se ha dejado llevar por el efecto Obama. El documental sigue mostrando las miserias de su país, pero deja un lugar para la esperanza en el tramo final.

Una s0nrisa de oreja a oreja

No sabemos si estrenar Gordos el mismo día que el documental de Michael Moore tiene algo de marketing encubierto, pero el cine español no puede hacer otra cosa que irse con una sonrisa de oreja a oreja de la Mostra de Venecia. Las tres cintas han gustado, han convencido y se han llevado grandes ovaciones del respetable.

La segunda cinta de Daniel Sánchez-Arévalo, después de Azul Oscuro Casi Negro es un entretenimiento sanísimo, más cercano a la comedia que al drama en el que presenta un relato coral sobre un grupo de gente que acude a una terapia para solucionar sus problemas de peso.

Las interpretaciones están a la altura del magnífico guión que se saca Sánchez-Arévalo de la manga, en especial la de Antonio de la Torre, que tuvo que engordar (y luego adelgazar) más de 30 kilos durante un rodaje que se extendió diez meses.

Por último apareció Oliver Stone en escena. El director, más interesado en los últimos años en los retratos políticos que en contar una buena historia repasa a la clase dirigente sudamericana haciendo especial enfásis en Hugo Chávez, con el que comparte cerca de la mitad del metraje de South of the border, documental con el que participa fuera de concurso en Venecia.

A la prensa especializada le ha encantado la visión sesgada de Stone en la que loa las intenciones del presidente venezolano por favorecer a las clases bajas pero no se habla en ningún momento de sus intenciones de perpetuarse en el poder o las continuas clausuras de medios de comunicación contrarios a sus ideas. Así nos luce el pelo...

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