El último reino indígena de Panamá, en riesgo de desaparición por el desarrollo

  • La construcción de una central hidroeléctica amenaza su base de sustento y de transporte, el río Teribe.
  • Varias familias fueron desalojadas y se demolieron casas y escuelas.
  • Es la última comunidad indígena de América que se rige como un reino.

En el noreste de Panamá, entre los ríos Teribe y San San, a los que custodian y de los que se sienten miembros, vive la comunidad naso, un pueblo indígena que ahora afronta el reto ante el que tantos otros fracasaron antes.

Los bulldozers, protegidos por la Policía, entraron el pasado 31 de marzo en dos de sus comunidades, San San y San San Druy, demoliendo casas, escuelas, iglesias y áreas recreativas.

El caso ya ha sido denunciado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las autoridades panameñas: desde el gobernador regional hasta el Defensor del Pueblo, que ha señalado que la expulsión de las 17 familias que vivían en los terrenos de la Ganadera Bocas, que deforesta en busca de pastos para sus reses, violó el debido proceso.

Para reclamar una solución, los naso pasaron varias semanas acampados ante la Casa presidencial en Ciudad de Panamá. Las recientes elecciones generales, en las que no pudieron votar por haber perdido sus documentos en el desalojo, han traído un cambio de rumbo: han abandonado la protesta y han regresado a su tierra a negociar con las nuevas autoridades.

Pero la mayor amenaza para los 3.500 miembros de la comunidad naso que viven en los 11 asentamientos que tienen repartidos en la provincia de Bocas del Toro proviene de un proyecto de central hidroeléctrica que afectaría al curso del Teribe, que es tanto su base de sustento como su vía de transporte. La iniciativa recibió el respaldo legal del Gobierno saliente el pasado 15 de junio, según publicó el diario panameño La Estrella.

Los naso son además el último reino de América. Se organizan jerárquicamente en una monarquía electiva, con una asamblea popular que es la máxima autoridad y concede poderes a un Consejo. En la cúspide está el rey o la reina, un cargo que desde 2004 ejerce Valentín Santana. Su reto es no ser el último.

"Vivimos del río Teribe"

El presidente del Consejo Naso, Adolfo Villagra se muestra pesimista ante la situación: "Nuestra economía se basa en la agricultura de sustento, basada en la riqueza del río Teribe. El excedente se mercadea. Otras actividades que se han fortalecido son la artesanía y el ecoturismo".

"Pero necesitamos que se reconozca oficialmente como comarca nuestro territorio para dejar de sentir la presión de las invasiones de tierras por colonos o de quien explota los recursos de forma incompatible con su protección. Somos de aquí y vivimos aquí desde antes de la colonización. Entonces, ¿adónde vamos a ir?", se lamenta

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