"Cuando escucho a Wagner, me entran ganas de invadir Polonia", decía Woody Allen en una de sus más memorables y afiladas citas. Cualquiera que, desde fuera, escuche la música de Rammstein, podría sentirse del mismo modo: su metal industrial -potente y marcial- escupido en la lengua de Himmler y plagado de pirotecnia, puede dar la falsa impresión de evocar esvásticas y demás parafernalia... nada más lejos de la realidad.

Rammstein, quienes se han definido como 'una banda de izquierdas', han hecho gala de un sentido del humor y una conciencia social de lo más encomiable a lo largo de los años. Su pirotécnica propuesta -de éxito internacional, a pesar de que canten exclusivamente en alemán- no es más que el exuberante envoltorio de una formación que disfruta con los placeres típicos de una banda de rock: hacer música, girar por todo el planeta y pasárselo lo mejor posible con ello.

Como manda la tradición, los berlineses son unos enamorados de todo lo que huela a latino: México -¡cómo no!- figura entre sus destinos favoritos a la hora de desconectar del mundanal ruido. De hecho, en su último trabajo discográfico, Rosenrot, rompieron la estricta norma de escribir únicamente en su lengua madre para sorprendernos con un tema de fuerte inspiración mariachi (la desternillante Te Quiero Puta), acentuando todavía más su particular, y oscurísima, faceta humorística.

Una villa en Costa Rica

El sexteto, que actualmente prepara el lanzamiento de un nuevo trabajo discográfico y una gira que los traerá de vuelta a nuestro país a finales de año, aprovechó su reciente 'respiro' (llevan descansando intermitentemente desde 2006) para -cada uno por su lado- pegarse unas buenas y largas vacaciones latinoamericanas (de hecho, Till Lindemann, vocalista y líder de la banda, posee una casa de veraneo en Costa Rica).

Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Bolivia han sido algunas de los países visitados; que dichas estancias influyan en su futura producción musical (mezclar tango o cumbia con metal podría ser un curioso experimento), es todavía un misterio...