Ha vendido más de medio millón de ejemplares de sus novelas Mal de piedras y Las alas de mi padre, y ha sido traducida a 19 idiomas. No está mal para una autora que empezó a publicar sin pretensiones y por la simple razón de que le gustaba mucho la editorial italiana Notetempo. Y dio la campanada.
Su universo extraño y amable, sus personajes tiernos y salvajes, sus historias, narradas con dulzura e ingenuidad pero tremendamente fuertes, han convertido sus obras en best sellers. La que llega ahora a España, Mientras duerme el tiburón (Siruela), no es su última creación; fue la primera que publicó en su Italia natal. En ella, una peculiar familia nos lleva de viaje hacia la difícil meta de todo ser humano: la ansiada felicidad.
Dijo usted una vez que los escritores son en el fondo unos pobres desgraciados...
Sí, lo dije en una cena con otros escritores, y me dijeron: "Oye, dilo por ti, que nosotros no lo somos". Lo que quería decir era que somos desgraciados porque no logramos vivir en la realidad tal y como es y por eso nos vamos al mundo de la fantasía.
¿Escribe entonces para defenderse de la infelicidad?
Conozco a mucha gente con un gran sufrimiento. Cuando los veo, pienso: así estaría yo si no escribiera. Los escritores somos desgraciados, pero tenemos un arma de defensa: la escritura.
Hasta en lo más desagradable de Mientras duerme el tiburón hay dulzura... ¿Se puede mirar todo con buenos ojos?
Es lo que intento hacer: ver el mundo de un modo positivo. Es muy difícil, pero lo intento y lo llevo a mis obras.
Y de paso rompe una lanza en favor de la literatura feliz.
Sí, aunque no se trate de finales perfectos al modo de "... y comieron perdices".
Publicó tarde, pero el éxito le llegó muy rápido, ¿cómo lo encaja?
Al final el éxito no me llega, porque como no publico en una gran editorial, no hay grandes sumas de dinero. Y no quiero cambiar, ¿eh?, amo esta manera de publicar. Y la visibilidad que da el éxito no me altera.
¿Es usted una escritora disciplinada o de fogonazo?
No, soy indisciplinada. Escribo siguiendo un fogonazo de inspiración. Cuando no puedo sentarme a escribir, sufro mucho.
¿Cuál es la niña de sus ojos?
Si tengo que elegir, me quedo con Las alas de mi padre, y por una razón muy precisa: cuando la empecé estaba muy triste, y la escritura de esta novela logró ayudarme a sonreír. Me hizo mucha compañía. Es la obra que más me ha acompañado.
¿Imaginó alguna vez que sería una escritora de éxito?
Jamás. Incluso ahora mismo no soy consciente.
Sí, en Italia saldrá en septiembre. Se titula
BIO. Milena Agus (Génova, 1959), profesora en un instituto de formación profesional, logró el éxito con Mal de piedras.
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