Miedo y esperanza en la Cañada Real ante la desmantelación del asentamiento chabolista

  • El acuerdo alcanzado por la Comunidad y los ayuntamientos de la zona para legalizar el poblado es acogido con escepticismo.
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Noureddin, vecino de la Cañada, en su azotea.
Noureddin, vecino de la Cañada, en su azotea.
Antonio Navia
Noureddin, vecino de la Cañada, en su azotea.

Un año. Es el plazo que tendrán Madrid, Coslada y Rivas para decidir qué van a hacer con las casas (y vecinos) de la zona de la Cañada Real de la que son responsables. El pasado martes, la Comunidad y estos tres consistorios alcanzaron un acuerdo para legalizar y desmantelar este poblado chabolista, el mayor de la región con casi 40.000 habitantes.

Los españoles llevan 20 años aquí y tienen derechos adquiridos, pero ¿qué pasará con
los inmigrantes?

Este miércoles, un día después de que se conociera el convenio, los vecinos de la Cañada acogían la noticia entre escépticos y esperanzados, porque el futuro que le espera a cada uno dista mucho dependiendo de su situación.

"Los vecinos españoles llevan más de 20 años viviendo aquí y tendrán derechos adquiridos, pero la mayoría de los inmigrantes llegamos no hace más de cuatro años, ¿y qué van a hacer con nosotros? No creo que nos dejen seguir. Estos terrenos valen mucho dinero", afirma Noureddin, uno de los habitantes del poblado, desde la azotea de su casa.

Noureddin vive en la zona magrebí del poblado, dependiente del Ayuntamiento de Rivas. En principio, este Gobierno local tendrá seis meses, como el resto, para realizar un censo de su zona y un año para decidir qué harán con los vecinos y crear un plan de ordenación urbana en el que unas casas se mantendrán y otras se echarán abajo, obedeciendo al uso que se dará a cada parcela.

Buenas noticias

Ahmed, que también habita en este sector, se mostraba, sin embargo, más contento. Lleva diez años en la Cañada, por lo que está casi seguro de que le dejarán mantener su alojamiento. Incluso nos pide el texto del acuerdo para colgarlo en la mezquita y mantener informados a sus conciudadanos: "Las buenas noticias siempre son bien recibidas", exclama.

La magrebí H. (no da su nombre por miedo), que habita en la zona dependiente del Ayuntamiento de Madrid, más cerca del vertedero de Valdemingómez, también parecía desconfiada: "Tengo varios hijos y aún estamos pagando el crédito que solicitamos para pagar los terrenos de la vivienda. ¿Cómo vamos a demostrar arraigo si llegamos aquí hace tan sólo dos años? Nuestro techo nos lo quitarán, pero el banco no nos va a perdonar el crédito. Eso seguro que no".

Tres actuaciones muy distintas

El desmantelamiento de la Cañada será muy diferente en cada uno de los municipios. La zona de Coslada es la menos polémica, ya que en ella hay hasta restaurantes y hoteles. En Rivas la población es sobre todo magrebí, y muchos llevan aquí poco tiempo. A Madrid le corresponden Valdemingómez y El Gallinero, los sectores más marginales y con más delincuencia. Los tres ayuntamientos han insistido en que las medidas sociales serán "prioritarias".

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