Muchos querrían, en el mundo editorial y literario, cambiarse por Stieg Larsson (excepto en el detalle de su prematuro fallecimiento) y su éxito con la trilogía Millennium, cuyo último volumen ha llegado a las librerías españoles este jueves.

En un panorama de ventas muy volátiles y muy marcado por las modas, es difícil saber qué venderá y qué no. Las sorpresas se producen cada año. Más, si cabe, en este sector en el que planea un fantasma muy real: el de las devoluciones. Meses después de lanzar el libro, la editorial puede recibir devueltos parte o muchos de los ejemplares supuestamente vendidos.

Pocos autores pueden convertirse en la gallina de los huevos (o de las páginas) de oro eternamente. El director de la revista Qué Leer, Antonio G. Iturbe, recuerda para 20minutos.es al rey del thriller judicial, John Grisham, posiblemente uno de los autores más vendidos en los noventa, que en 2001 decidió dar un giro y publicar una novela más intimista y rural titulada La granja. Aunque "los derechos del libro se compraron con el caché de Grisham", sus ventas fueron muy por debajo de otros de sus libros, explica Iturbe.

Este periodista trae a colación otro caso más cercano: The Host de Stepheine Meyer. La última novela de la escritora que triunfó con la serie Crepúsculo "ha pinchado bastante en España después de la gran campaña que tuvo; no llegó a las listas de más vendidos y al mes no se oía hablar de él". Todo ello, a pesar de que su editorial lanzó 200.000 ejemplares sólo para España.

¿Qué ocurrió en estos casos? "Este tipo de autores se canibalizan a sí mismos" analiza el director de Qué Leer. "Todo lo que sea de Meyer que no trate de vampiros guapos no funciona. Podría pasar lo mismo si, por ejemplo, J.K. Rowling no escribiera sobre Harry Potter. ¿Qué ocurriría si escribiera un libro sobre, por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial? Seguramente a sus fans no les gustaría".

"En general, los grandes aciertan, aunque sólo sea por lo pesados que son", afirman fuentes del sector librero consultadas por 20minutos.es. Pero a veces hay "fiascos sonoros". Los libreros confirman la impresión de Iturbe sobre The Host e incluyen algún caso más de los últimos meses como El Fuego, de Katherine Neville, que sin ser un fracaso no vendió todo lo esperado, o la última novela de Guillermo del Toro, Nocturna, cuyas ventas "han arrancado muy lentamente" pese a la gran campaña de márketing que ha tenido.

Pequeños worstsellers

A otras pequeñas editoriales les gustaría tener las cifras de ventas de esos 'fiascos' de las grandes editoriales. Los pequeños sellos también sufren fiascos, a su escala, y tienen títulos que pasan al rincón negativo de las ventas: son los verdaderos worstsellers.

Marta Alonso, coordinadora general de la editorial Kailas, nos cuenta el caso de 28 historias de sida en África, de Stephanie Nolen: "Es un libro muy bueno y tuvo mucho éxito en EE UU, pero aquí apenas ha vendido 400 ejemplares, muy por debajo de lo que esperábamos".

"Falló la autora, que por problemas de fechas no pudo venir a España, y quizás eso le restó impacto mediático, pues contábamos con el apoyo de Médicos sin Fronteras, "explica Alonso, que concluye que, desde su punto de vista, "las miserias humanas no interesan: hemos tenido experiencias similares con otros libros de temática similar".

Coherencia, pese a las ventas

Estos resultados no provocan que Kailas deje de publicar libros comprometidos, ni que, por ejemplo, otra editorial independiente como Salto de Página deje de apostar por las obras del autor de su libro menos vendido, Plop.

Daniel Martínez uno de los editores confirma que "estamos tan convencidos de su calidad que hemos firmado las otras dos novelas de su autor, Rafael Pinedo". Plop es, para Martínez, "sin lugar a dudas, uno de los mejores títulos de nuestro catálogo", pero también es el menos vendido. Lo lanzaron en su primera campaña de Navidad con buenas expectativas: "Hicimos mil ejemplares y, tras las devoluciones, nos encontramos con el batacazo de que sólo habíamos vendido 200".

Este joven editor tiene claro que parte de la responsabilidad la tiene el momento en el que fue lanzado, cuando la editorial todavía no estaba muy implantada. "Un libro es un objeto muerto hasta que los lectores le dan vida. Luchamos contra los elementos y, a veces, los elementos te dan y naufragas".

"Plop tuvo poca implantación y no arrancó", concluye Martínez.

Una opinión compartida desde Kailas, ésta sobre la colocación de los ejemplares en las librerías. "Tienes libros bien colocados durante dos o tres semanas y luego desaparecen porque se los comen las siguientes novedades. Es tal la oferta de libros que no da tiempo a que la gente los vea".