La culpa es de Steven Soderbergh, que narrará en The Girlfriend Experience la vida de una prostituta. Le bastó ver la web de la joven, una charla telefónica y un encuentro de 45 minutos con ella para convencerse. Otra actriz porno, Riley Steele, aparecerá en Piranha 3D, de Aja.

Los intentos de Grey y Steele no son nuevos: el más conocido es el de Traci Lords, que convulsionó al sector del porno tras descubrirse en 1986 que era menor de edad.

Todo terminó en un escandaloso juicio, pero Lords salió indemne y con un papel en Not of This Earth. John Waters apostó por ella en Cry Baby y Los asesinatos de mamá, pero Lords no se quedó ahí: aparecía en Blade y Virtuosity, y pronto la veremos en Zack and Miri Make A Porno. Ahora, Lords prefiere no hablar de su pasado: "Ni siquiera recuerdo haber hecho porno. Estaba siempre borracha y drogada".

La legendaria Marilyn Chambers (Tras la puerta verde) también rozó el éxito para todos los públicos. El productor Ivan Reitman y David Cronenberg le hicieron protagonista de Rabia pero, rechazada por Paul Schrader para Hardcore, un mundo oculto, volvió al cine de alta graduación.

Compañera habitual de John Holmes (el legendario Mr. 35 que inspiró Boogie Nights), también Annette Haven tuvo ofertas para reorientar su carrera. Fiel a sí misma (nunca rodaba escenas porno violentas), la actriz rechazó protagonizar Aullidos, de Joe Dante.

Tampoco estuvo en Doble cuerpo, donde Brian de Palma contaba con ella hasta que el director se cruzó con Melanie Griffith: la ahora esposa de Banderas se obstinó en conseguir el papel y, dicen, convenció a los productores de lo arriesgado de contar con una diva del porno. Haven tuvo que conformarse con ejercer de asesora técnica, y apenas se le recuerdan más papeles vestida que en 10, La mujer perfecta.

Algo parecido le pasó a Ginger Lynn Allen, a quien Scorsese quería en Casino pero cuyo papel fue para Sharon Stone. Lynn Allen sí estuvo en Kisses and Caroms, la cuarta parte de American Pie, Los renegados del diablo o Evil Breed, donde coincidió con 'la reina' Jenna Jameson.

De grito fácil

Antes de dejar el porno en 2007, Jameson fue la actriz más popular y mejor pagada del mundo: tras un cáncer y ser madre, veremos a la actriz gritar en Zombie Strippers, donde actúa con Robert Englund. También Kristine Debell pasó de una Alicia en el País de las Maravillas porno a compartir con Bill Murray Los incorregibles albóndigas; al igual que la célebre Michelle Bauer pasó de gritar sin ropa a hacerlo en cintas de terror.

Si las grandes del porno no han encontrado acomodo más allá del cine de género, tampoco los hombres han tenido demasiada suerte.

Jamie Gillis no pudo pasar de breves apariciones en Night of the Zombies, 52 Pick-Up o Halcones de la noche, y apenas Ron Jeremy logró el éxito con los calzoncillos puestos: ejerció de asesor en Nueve semanas y media y Boogie Nights y ha sido actor fetiche de John Frankenheimer, que le ha dirigido en cinco películas. Además, Jeremy fue objeto de un exitoso documental, Porn Star: The Legend of Ron Jeremy, y ha trabajado con David Carradine o Mickey Rourke.

En el cine patrio, Nacho Vidal ha hecho sus pinitos en  cine convencional, como testimonian sus apariciones en El alquimista impaciente o Va a ser que nadie es perfecto.

Cine oculto  en el cajón

Más de un artista famoso ha tenido sus escarceos con el cine para adultos. Sylvester Stallone mostraba sus más íntimos encantos en Italian Stallion. Se habla de una presunta película de alto voltaje de Marilyn Monroe.

Y, en un plano más patético, el televisivo Dustin Diamond (Screech en Salvados por la Campana) rodó junto a unas prostitutas un vídeo casero para evitar la ruina.

Scotty Schwartz (coprotagonista, con Richard Pryor, de Toy: su juguete preferido), se pasó del cine infantil al porno; en los últimos tiempos, intenta regresar al cine convencional.