Cuando se cumplen 20 años de su aprobación en EE UU y cinco desde que comenzó a usarse en España, el bótox -ese "veneno que embellece y paraliza a la vez", como una vez fue descrito- se ha convertido en el tratamiento estético antiaging por excelencia que cobra cada día más adeptos.
Según un estudio de Botox/Vistabel, el año pasado se realizaron en España más de
Todavía estas cifran quedan lejos de las que se manejan en EEUU: 2.460.000 al año, con un 9.1% de pacientes masculinos.
Pero, ¿en qué radica la clave de su éxito? "La facilidad de la inyección, la rapidez y la casi ausencia de efectos secundarios" serían los responsables de su veloz expansión, según declaró hace un año la Dra. Escoda.
Las 'celebrities', sus grandes fans
El resto, desde Nicole Kidman o Naomi Campbell pasando por Alanis Morissette han negado repetidamente que se hayan inyectado en alguna ocasión y defienden que lo suyo es una belleza "real".
Clientas descontentas
Tabús aparte, otras artistas han manifestado que, a pesar de conocer los efectos de este tratamiento estético, no son partidarias de su uso: Jennifer Aniston relató hace unos meses que lo había probado, pero que no tiene ganas de repetir: "No me fue bien, sentía como si tuviera un peso en mi cabeza. Además, como todo el mundo lo utiliza, acaban todos con el mismo rostro".
También su amiga Courteney Cox cayó en la tentación de inyectarse el compuesto que alisa el rostro pero no le gustó: "Soy actriz, tengo que ser capaz de mover mi cara. He acabado odiándolo", afirmó.
Por su parte, algunos médicos como el Dr. Juan Peñas, cirujano plástico del Hospital San Rafael, reivindica su aplicación combinada con otras terapias para "envejecer de una forma bella", mientras que la Dra. Susana Moraleda, del servicio de Rehabilitación y Medicina Física de la Paz, revela los usos terapéuticos del compuesto, aún en investigación, para casos de artritis o dolores lumbares.
Sin embargo, también tiene contraindicaciones: un estudio realizado en Reino Unido advertía de que ponerse bótox "puede causar adicción", después de comprobar que el 40% de los que lo habían utilizado mostraron un deseo compulsivo de someterse a más tratamientos.
Actualmente el bótox está aprobado en más de 40 países para su uso cosmético donde tanto sus partidarios como sus detractores se cuentan por legión.
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