El cineasta David Trueba, reconocido con el

Premio Nacional de la Crítica por Saber perder (Anagrama), recibe con el galardón el respaldo que su inseguridad ("Soy un escritor muy inseguro") necesitaba.

El jurado ha dejado claro otorgándole a él este premio, sin dotación económica pero mucho prestigio,

que el director "no está de paso por la literatura". David Trueba no es "un cineasta que además escribe", es un escritor, y, según él mismo reconoce "porque lo soñaba desde niño".

Es irónico. Y es curioso que  cuando no esperas nada te llegan las cosas.

No, y menos este premio tan selecto para un escritor como yo, que no aspiro a estar en primera línea.

Sí, creo que todos sabemos. Nos acostumbramos. Aunque no sepamos perder, acabamos sabiendo. La vida es eso, saber equilibrar lo bueno y lo malo, saber que es pasajero y que todo nos lleva al mismo final. Aunque uno crea que todo será bueno, la vida te enseña rápidamente que no.

Algunos escritores han mirado por encima del hombro al cine español, porque lo consideraban más vulgar y popular, pero jamás he sentido ese desprecio hacia mí. A veces te preocupas demasiado por lo que piensan los demás, y conviertes en problemas tuyos los que son de los demás con tu persona. Si para alguien es un problema que yo haga cine y literatura, el problema es suyo no mío.

¿Y algo de inseguridad le quita el premio?
Es cierto que soy inseguro.  Siempre pienso que otros lo hacen mejor que yo. Probablemente el premio me quite algo de inseguridad, es como un empujoncito, un decirte: no lo haces tan mal.

Soy escritor porque cuando era niño ya soñaba con serlo y guionista porque uno de los sitios donde se pueden contar historias con potencia era el cine. Para mí forman patas de una misma mesa, de una misma vocación.

¿Le han tomado menos en serio por ser cineasta?
Al principio es normal que tengan sospechas sobre ti. Además el valor de los fracasos es bueno en estas profesiones. Ayudan a mejorar.

Todo a mis padres, gente humilde que nos hizo sentir que la diferencia la marcabas tú, no las clases sociales. Podías llegar donde tú quisieras.

Empezaría por mí y luego iría  del más poderoso al menos. Me molesta del humor actual que no se meten con los poderosos: la banca, la familia real, los dueños de los periódicos... Hace falta menos miedo al poder. Ya que lo tenemos que sufrir, al menos que nos podamos reír.

Al autor que soy yo  y su pasión por contar historias.