Barcelona acaba de inaugurar el Jardín de los Aromas, un espacio de 620 metros cuadrados con capacidad para inhumar 700 urnas biodegradables con las cenizas de los difuntos que se descomponen en contacto con la tierra húmeda. A la inauguración han asistido el director general de Cementerios de Barcelona, Jordi Valmaña, y el presidente de la entidad, Jordi W. Carnes.
A medida que sdvayan enterrando las urnas, se plantarán plantas mediterráneas, como romero, salvia y lavanda, al lado de una placa del fallecido. La urna y el mantenimiento de la planta durante dos años cuesta unos 350 euros.
En Barcelona, 6.782 familias decidieron el año pasado incinerar a sus difuntos, 362 más que el año anterior. Sólo el 30% de las cenizas se quedan en los recintos funerarios.
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