Cualquiera que se acerque un día a cortarse el pelo a la peluquería de Manolo García, en el Hotel Princesa Sofía de Barcelona, puede encontrarse en el sillón de al lado a Leo Messi o Gudjohnsen con el delantal puesto y el pelo en remojo.
El prestigioso estilista barcelonés moldea desde hace años las cabelleras de futbolistas y jugadores de baloncesto culés: "Son gente sencilla, presumida, pero nada sofisticada. Son jóvenes y les gusta cuidar su imagen", asegura.
García suele charlar con ellos mientras trabaja: "Casi siempre hablamos de restaurantes, películas o de música. Nunca de fútbol... y tampoco de mujeres". Algunos son más dicharacheros que otros: "Messi es un poco reservado, pero todos son buena gente. Sylvinho es un bromista y me llevo de maravilla con él".
Después de tantos años tiene anécdotas a montones: "Un día vino Rijkaard y no le pude coger hasta última hora. El Barça estaba en plena crisis y me dijo que le hacía esperar porque me daba vergüenza que me vieran con él. Era un tío genial".
Alguno se queda calvo
La alopecia no entiende de estrellas y con algunos no tiene piedad, aunque García no se moja mucho "porque luego se cabrean conmigo"; sólo unos apuntes: "Larsson recuerdo que estaba un poco descapotable, pero se rapaba la cabeza y le quedaba moderno. A Iniesta no se lo he cortado nunca, creo que se lo hace su hermana que es peluquera, pero parece que también tiene poco".
A otros, en cambio, les sobra pelo: "Piqué se está dejando ahora melena y le estoy aconsejando". A Manolo le gustaría meter la tijera en la cabellera de Puyol: "Nunca ha venido, pero muchos me dicen que a ver si le cambio el look". Pedro De la Rosa, Marc Gasol o Emilio Sánchez Vicario son otros de sus clientes.
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