Nadie mejor que el padre de Pau y Marc Gasol, Agustí, para introducir un nuevo duelo entre Los Ángeles Lakers y Memphis Grizzlies en la NBA, que se disputa esta próxima madrugada en el Staples Center (Los Ángeles) a las 04:30 horas. Confirma que "nunca se acostumbra a ver estos partidos" y procura no hablar de baloncesto con ellos: La familia es lo primero.

¿Nervioso ante un nuevo duelo?

No me gustan nada estos partidos. Casi evito verlos porque es muy complicado para un padre vivir una situación así. Quiero que ganen los dos y que les salgan bien las cosas, pero eso es imposible.

¿Quién quiere que gane?

Desde un primer momento decidí que iría con el equipo que jugara en casa. Pero en los dos partidos que se enfrentaron, Memphis jugaba de local y acabaron ganando los Lakers. Ahora voy con Marc. Además, una victoria les vendría bien para coger moral.

¿Se pican mucho en estos partidos?

No he percibido nunca esta guerra psicológica, porque ambos son muy nobles. Cada uno va a lo suyo y quiere hacer sus cosas bien y la rivalidad no va más allá.

Y cuando eran pequeños, ¿qué tal era su relación?

La típica que pueden tener unos hermanos. Se llevan cinco años y siempre aparecen problemas en las familias, pero siempre dentro de la normalidad. En estos casos, ya se sabe, el mayor impone su ley y el pequeño acaba claudicando.

¿Quién sabe más de baloncesto?

Los dos saben mucho, son jugadores muy inteligentes. Conocen perfectamente sus puntos fuertes y sus limitaciones, y eso es muy importante.

¿La afición les viene de familia?

Nosotros (los padres) practicábamos este deporte y todo se enfocó al baloncesto. Cuando eran pequeños, íbamos a ver partidos de los Globetrotters y del Barça y así fue fácil que se engancharan.

¿Les exigieron mucho?

Todo lo contrario. El baloncesto es un hobby y siempre se lo hemos intentado hacer ver así. A veces eran ellos, incluso, los que querían que los domingos fuéramos a improvisar partidos (el pequeño y el padre contra el mayor). Pero siempre a petición suya, nunca les obligamos a nada.

¿Qué añora de vivir todos juntos?

El poder plantear unas vacaciones en familia. Es cierto que se hacen mayores y, si no fuera por el baloncesto, los problemas vendrían por el trabajo u otras situaciones. Entendemos que ya no son niños. Aún así lo llevamos bien y hasta celebramos las navidades el día 22 de diciembre, que era cuando podíamos coincidir...

¿Dónde vive?

En Memphis, porque está Marc y, de vez en cuando, cuando nos lo permite el colegio de Adriá (tercer hijo), viajamos a Los Ángeles a ver a Pau.

Adriá también juega, ¿va a llegar tan lejos como Pau y Marc?

El pequeño juega como jugaban ellos a su edad, aunque ellos lo hacían a un nivel mayor porque en España había ligas y equipos de mayor categoría. Aquí, el nivel base del baloncesto no es demasiado alto. Veremos hasta dónde llega o si le gusta lo suficiente.

Su esposa Marisa y usted se dedicaban a la medicina, ¿han seguido ejerciendo?

Desafortunadamente, Marisa (doctora) ha tenido que dejarlo. Para mí, por mi profesión (ATS), fue más fácil encontrar trabajo y estuve durante dos años en un hospital. Ahora trabajo para una compañía farmacéutica.

¿Ha sido duro renunciar a su vocación?

Es la otra cara de la moneda. Quizá sea el precio que hay que pagar para que todo funcione lo mejor posible. Pero tenemos que estar contentos, porque todo ha ido estupendamente.

Lo de la altura tiene una explicación...

Genética, sin duda. De hecho lo teníamos previsto, ya que midiendo 1'96 (Agustí) y 1'86 (Marisa) no había duda que rondarían los 2 metros.

¿Y esto fue un problema?

Sobre todo con la ropa, ya que siempre han sido muy altos y muy delgados. También nos costaba mucho encontrar zapatos de su talla.

¿Fue difícil educarles?

No, porque todo estaba muy organizado, no había posibilidad de despistarse. El 90 % del tiempo lo tenían ocupado entre clases, entrenamientos y demás actividades. Sólo las complicaciones organizativas típicas cuando jugaban en ciudades distintas.

A Marc le está tocando sufrir en Memphis, ¿aguantará tanto como Pau?

No hay que precipitarse, porque él también se está adaptando y sólo lleva unos meses. Hay que tener paciencia.

¿Les ve jugando juntos en una misma franquicia?

La NBA es curiosa, ya que los jugadores se traspasan como si fueran cromos, pero nunca se sabe. Eso sí, son jugadores que se pueden complementar a la perfección.

Y ya que estamos... ¿jugarán juntos el Eurobasket de Polonia?

Si todo va como ellos desean, seguro que sí. Tienen que valorar su estado de forma cuando termine la temporada, porque al Europeo no se va a jugar, sino a ganar.

¿Allí les conocen como los padres de los Gasol?

En el mundo del baloncesto sí nos conocen, pero aquí se respeta mucho el ámbito privado por lo que no va más allá de un cordial saludo.

Pau está tocando techo, ¿ha hablado con él tras ser nombrado Mejor Jugador de Conferencia?

No, procuro no llamarle para hablar de baloncesto, salvo en ocasiones excepcionales, como cuando fue nombrado mejor jugador europeo por la FIBA. Hablamos de temas familiares porque ya tienen bastante.

¿Está dejando el listón demasiado alto para los siguientes españoles?

Bueno, tampoco se trata de eso. Él sólo quiere hacer realidad sus sueños, disfrutar en un gran equipo de la NBA, ser un jugador competitivo y ganar, que es lo que en el fondo quieren todos.

¿Está a la altura de Kobe Bryant?

Son distintos. Kobe es el número uno y el líder del equipo, pero Pau, por su carácter y estilo de juego, es el líder oculto del grupo. Ambos se complementan de maravilla.

¿Y le gustaría que Pau se retirara en España?

Personalmente, creo que los dos lo queremos. Si las condiciones son las adecuadas, Pau estaría encantado de volver saborear de nuevo ese estilo de juego que le es tan favorable.