'FSN', un espectáculo lleno de magia

  • El musical de Tony Manero se ha estrenado con gran éxito en Madrid.
  • Su fuerte es la escenografía; y también las voces, incluida la de Di Pace.
  • Tiene humor, mucho ritmo y la inconfundible música de los Bee Gees.
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Una escena del musical 'Fiebre del sábado noche'.
Una escena del musical 'Fiebre del sábado noche'.
20MINUTOS.ES
Una escena del musical 'Fiebre del sábado noche'.
Una nostalgia irremediable hace que el público mueva los pies cuando las primeras notas de
Night fever suenan en la discoteca. ¿O es un teatro? Esa magia es la ventaja principal con la que,
a priori, cuenta
Fiebre del Sábado Noche (Stage Entertainment), el musical estrenado el pasado fin de semana en Madrid. Eso y sus tres millones de euros.

Es la otra ventaja. Porque la escenografía es el punto fuerte del espectáculo, unos decorados que nos trasladan a los setenta –incluido un pedazo del puente de Brooklyn-
y que siguen con ritmo vertiginoso a la historia, la que ya protagonizara
John Travolta y que, en este caso, le ha tocado vivir a
Juan Pablo Di Pace, el nuevo Tony Manero.
Coreografías en la pista de baile
'Fiebre del sábado noche'Curtido en otros
shows de este tipo y habiendo trabajado al lado de
Meryl Streep, el argentino lleva con dignidad un papel difícil. Sus dotes de cantante y bailarín –y actor-
le erigen a golpe de cadera como líder de una tropa de entusiasmados artistas con voces sobresalientes. Las coreografías tampoco desmerecen, sobre todo en la pista de baile.

Le dan la réplica a Manero, entre otros en el elenco,
Stephanie (Beatriz Ros) y Annette (Isabel Malavia), partes fundamentales del argumento que, aunque a trompicones, sabe ir hacia delante para culminar en un éxtasis aderezado por el falsete de los
Bee Gees y que logra poner el pie al respetable, que aguanta bien las más de dos horas de obra.

Sí hay que decir que el primer acto –hay un descanso de media hora- posee más fuerza que el segundo, quizá porque éste se dedique más a los monólogos y la parte triste de las aventuras de Manero. Aunque el constante movimiento y
la presencia del escenario borran cualquier atisbo de aburrimiento. Sobre todo si uno se sienta en primera fila, copa en mano.

La diversión se hace con el teatro

También hay humor, cuya responsabilidad recae en Monty (Zenón Recalde),
personaje de lo más estrambótico que se encarga de la parte blanda de la historia, de los gags y de la música, ejerciendo de pinchadiscos ficticio de
Odisea 2001. Una gran bola de cristal y las luces de colores hacen el resto; la diversión se hace del todo con el Teatro Coliseum.

El rodaje del musical, que sólo lleva en cartel unos días, será fundamental para pulir los ensayos y convertir
Fiebre del Sábado Noche
en una de las ofertas más sugerentes de la tarde-noche de la capital. Además, dos veces al mes, el equipo promete fiesta posterior en la
zona disco del recinto. Una oportunidad para revivir tiempos mejores -y sobre todo jóvenes-.
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