Hay dos apuestas que los amantes del cine se hacen sobre Penélope Cruz : la primera es si conseguirá el Oscar al que opta; la segunda, de qué diseñador será el vestido con el que haga su aparición por la alfombra roja. Dos secretos. A cada cual mejor guardado.
En cuanto a la estatuilla, nada se sabe, claro, hasta que tenga lugar la ceremonia de entrega el día 22 de febrero; en cuanto al vestido, los rumores sobre tal o cual diseñador no dejan de reverberar. Y, mientras, éstos se afanan en los halagos.
"La podría vestir todos los días", dice Óscar de la Renta al referirse a la estrella a la que atavió de amarillo en los Oscar de 2005, en declaraciones a El País. Si hay que guiarse por lo elegido en anteriores ediciones, en 2007, en su primera candidatura, Penélope prefirió los tonos claros de Atelier Versace, unos pendientes de Chopard y un bolso de Swarovski.
Hacer cábalas en esta ocasión se antoja aún más complicado ya que la actriz, a diferencia de lo que sucedía en 2001, cuando un contrato con Ralph Lauren no dejaba margen a la especulación, no ha suscrito ningún acuerdo previo con ninguna firma.
En la última gala de los Goya, en la que la actriz se alzó con el premio a la mejor interpretación de reparto por su participación en la cinta de Woody Allen Vicky Cristina Barcelona, eligió un vestido de encaje de Chanel. Este año los entendidos lanzan su cuarto a espadas por Dior, fascinados aún del traje negro que lució hace un año. Pero los labios de la actriz están sellados.
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