Un día de verano de 2007, decenas de personas se juntaron en la carrera de San Francisco (barrio de La Latina) y alzaron el brazo con la mano extendida al paso de una comitiva. Parecían nostálgicos del régimen franquista, pero en realidad eran un grupo de extras que actuaban en la película Las 13 rosas , de Emilio Martínez-Lázaro.

Ese mismo año, la explanada de El Escorial se llenó de damas, caballeros y carruajes para recibir a Felipe II. Todos ellos estaban rodeados por cámaras, focos y maquilladores. Era el rodaje de la película La conjura de El Escorial, de Antonio del Real.

Éstos son sólo dos de los últimos filmes que han utilizado lugares de la comunidad como plató. En la última década, medio millar de películas se han rodado en Madrid, según datos de Madrid Film Commission, una fundación que promociona la región como localización de los exteriores de producciones cinematográficas.

El 75% de rodajes, aquí

Madrid y su región siempre han sido muy fotogénicas. Son míticas las imágenes del mercado navideño de la Plaza Mayor en la cinta La gran familia, de López Vázquez, o las de los habitantes de Guadalix de la Sierra en ¡Bienvenido, Mister Marshall!, de Berlanga. En la actualidad, tres de cada cuatro películas que se producen en España utilizan calles, plazas y paisajes de Madrid en sus exteriores.

Los barrios periféricos de Madrid son muy socorridos para películas que reflejan el estilo de vida español. Es el caso de Volver, de Almodóvar, rodada en Vallecas y Tetuán; o de Vida y Color, de Tabernero, con imágenes de Fuencarral. También en el centro se muestra el ambiente castizo, como Princesas , de León de Aranoa, rodada en Malasaña.

Pero la zona más cinematográfica de la capital, con el permiso de la Cibeles, es la Gran Vía. Sus carteles luminosos y su actividad han protagonizado desde la clásica El último caballo, de Neville, hasta El día de la bestia, de Álex de la Iglesia. En Abre los Ojos, de Amenábar, la calle aparecía en una imagen inédita: completamente vacía.

Además, el Retiro es el parque fílmico por excelencia, las corralas de Lavapiés se utilizan en historias costumbristas y el Arco de Cuchilleros aparece en casi todas las películas ambientadas en la España de los Austrias.