El fenómeno del botellón está experimentando cambios en Valencia en los últimos años. De las grandes concentraciones que se producían antaño en zonas como Mestalla o la plaza del Carmen se ha pasado a pequeños grupos muy reducidos de cuatro o cinco amigos que se sitúan en zonas poco llamativas.

Ésta es la causa principal que esgrimen fuentes de la Policía Local para explicar la caída en picado en cuanto al número de denuncias en los últimos tres años.

Así, durante el año pasado fueron un total de 179 las sanciones que pusieron por este motivo, un 46% menos que en 2007, cuando ascendieron a 386, y hasta 1.661 menos que en 2006.

Otra de los motivos de este importante descenso es «la presión que hemos realizado años atrás en zonas de ocio y zonas de altas concentraciones, así como las campañas de control con la Policía Nacional». Por eso, aseguran que los grupos se han dispersado y han bajado mucho las denuncias vecinales por botellón y, por tanto, las multas. También desde la Concejalía de Contaminación Acústica aseguraron que han bajado las quejas por ruidos causados por el botellón.

Por su parte, la Concejalía de Sanidad, encargada de analizar las muestras que toma la policía cuando denuncia, ha informado que la mayoría de los sancionados provienen del barrio del Carmen, Alameda, Mestalla y, sobre todo, la zona universitaria de Los Naranjos. Ésta última es donde más concentración de jóvenes se produce al estar apartada del núcleo urbano.

En total, la Policía Local decomisó el año pasado 3.255 botellas, de las que 1.383 estaban abandonadas.

La Generalitat, rodeada de botellón

Desde la asociación de vecinos de El Carmen también confirmaron el cambio de tendencia del botellón: «El inconveniente de las 500 personas en la plaza de El Carmen ya no se da. Ahora el problema es la gente que sale con la copa de los locales de ocio y se queda en la calle. En la plaza de la Virgen y la de Manises pasa. Irónicamente, el Palau de la Generalitat está rodeado de botellón».

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