Se trata de darle a la gente unas primeras armas, unos cimientos. Como la cata de vinos es en realidad un ejercicio de memoria, hago hincapié sobre todo en que vean las diferentes variedades y características de los vinos.

¿Es Asturias una región que entienda de vinos?

Desde luego. Viajo mucho y he comprobado que estamos a la cabeza. Aquí no somos productores, pero hay mucha inquietud con el vino. En el País Vasco, por ejemplo, hay cierta ‘riojitis', pero aquí la gente no se conforma con el sota, caballo y rey de siempre. No es raro que los locales tengan vinos de cualquier parte y que la gente los demande.

¿Hay alguna variedad poco conocida que recomiende?

Les recomendaría que probaran algún tinto gallego. Me atrevo a pronosticar que serán los vinos del futuro. En general cada vez son más valorados los vinos atlánticos, y el propio vino de Cangas.

¿Es un vino apreciado?

Mucho, sobre todo a nivel de entendidos. Lo aprecian mucho más en el extranjero que en la propia Asturias. Aquí nos fijamos mucho en la etiqueta y la procedencia del vino, mientras que un japonés, por ejemplo, lo prueba y si le gusta, lo compra.

¿Qué caracteriza al vino de Cangas?

Mi ideal es con poco color pero muy brillante, fresco en el trago, elegante y con aroma a frutas rojas. El reto es conseguir un vino que envejezca bien, pero eso sólo se sabrá en unos años.

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