Mischa Barton: "Obama lo tiene muy difícil"

  • Acaba de diseñar una línea de complementos, presta su imagen a diferentes marcas y el cine no la olvida.
  • Su único azote son las revistas del corazón.
Mischa Barton posa en Madrid (Foto: JORGE PARÍS)
Mischa Barton posa en Madrid (Foto: JORGE PARÍS)
JORGE PARÍS
Mischa Barton posa en Madrid (Foto: JORGE PARÍS)
Mischa Barton

BIO Nació en 1986 en Londres, pero vive desde los 4 años en EE UU. Fue actriz y modelo precoz. Su papel en O.C. y sus escándalos la popularizaron en todo el mundo.

El pelo –que ella lleva recogido en un rubio moño vintage– marca ahora su vida y sus negocios: la joven actriz que protagonizó la serie O.C. ha lanzado su propia colección de tocados, se encuentra en Europa promocionando la nueva imagen que la firma Herbal Essence utilizará a partir de febrero para sus productos capilares ("modernos, divertidos y provocadores como ella", asegura esa firma), y no tiene un pelo de tonta. Luce un físico impactante y es cordial –hasta que frunce el gesto–.

Mientras sus compatriotas celebraban la investidura de Obama, usted estaba en España. ¿No ha caído seducida por la obamanía?

Sí, estoy feliz de que Obama haya comenzado su mandato, aunque me temo que no lo va a tener nada fácil. No creo que la economía se vaya a recuperar de un día para otro, tras décadas de recesión. Al menos el nuevo presidente tiene energía, es joven... y no una vergüenza como el anterior. Veremos qué puede hacer...

¿Le ha afectado a usted la crisis?

No realmente. Las dos líneas de moda que llevo, tanto la de accesorios para el pelo como los bolsos, funcionan bien porque tienen precios accesibles. Ninguno de los bolsos alcanza los 500 dólares que puede costar uno de Louis Vuitton y no creo que haga falta gastarse ese dineral para ir estilosa. Tampoco son de piel de cocodrilo, claro...

Empezó a trabajar como actriz y modelo cuando todavía era una niña. ¿Echa de menos haber tenido una infancia más corriente?

No, me divertí muchísimo. Hice mi primera obra de teatro a los 8 años y el mundo de la interpretación me fascinó. Era afortunada, tenía a lo que aferrarme; hay niños que no tienen nada que les motive. Luego, en el instituto, no tenía que preocuparme de si iba a estudiar una carrera u otra, como mis hermanas y mis amigas, ya tenía una profesión.

¿Animaría, entonces, a su hija, si la tuviera, a presentarse a algún casting?

No, ¡de ningún modo! Es más, no se lo permitiría. Me la imagino llevando una vida precoz ¡oh, Dios mío, no!

En España se la engloba en un grupo de rubias y jóvenes artistas entre las que figuran Nicole Richie o Lindsay Lohan. ¿Cree que puede hablarse de una nueva generación de actrices?

Lo único que tenemos en común es lo que la prensa del corazón se empeña en contar de nosotras. Pero somos muy diferentes unas de otras. Personalmente, sólo tengo amistad con Nicole Richie, ¡mi madre la adora! A las demás las conozco, claro, pero son mundo aparte.

Como espectadora, ¿qué tipo de cine le gusta?

Todo tipo de películas... ¡excepto las de miedo!

Esa prensa rosa a la que alude la ha relacionado con drogas, problemas de anorexia... ¿Es difícil llevar una vida ordenada en el mundo del espectáculo?

Lo que cuentan esos medios no es verdad. Nunca he sufrido ese tipo de problemas. Se inventan esas cosas para atrapar el interés de los lectores, nada más.

Aquí se cree que los estadounidenses no saben dónde está España. ¿Es esto sólo un cliché?

Para empezar, soy británica, aunque estoy nacionalizada estadounidense. De todas formas, eso suena a chiste. No creo que sea así.

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