Sauron está recuperando su poder hace siglos mermado, los hobbits viven felices en la Comarca, ignorantes de los grandes acontecimientos de la Tierra Media, aún no hay rey en Gondor y Gandalf sigue siendo El Gris, por debajo del poderoso Saruman.

Todo ha vuelto a empezar. La legendaria historia que J. R. R. Tolkien comenzó a escribir en 1937 renace una vez más en forma de videojuego. Su título es El Señor de los Anillos: La Conquista y hereda la mecánica de la saga Star Wars: Battlefront, es decir, una aventura de acción con un ligero toque estratégico gracias a la posibilidad de elegir el tipo de unidad: guerrero, arquero, mago o explorador.

Uno de los mayores alicientes, al igual que en los citados Star Wars, es el modo multijugador cooperativo, que permite que dos personas luchen en equipo en las grandes batallas de humanos, elfos, orcos, enanos... Gracias a la pantalla dividida, los dos compañeros pueden separarse e ir a diferentes puntos del mapa para completar los objetivos con rapidez, o seguir juntos y combinar sus habilidades para derribar a los enemigos más poderosos.

También hay un modo multijugador competitivo para hasta 4 jugadores simultáneos en modo offline (sólo 2 en la versión de PlayStation 3) y hasta 16 en modo online.

En El Señor de los Anillos: La Conquista se recrean las grandes batallas de la Tercera Edad, desde el mítico enfrentamiento en el Abismo de Helm hasta la defensa de Gondor. Los Ents, los Olifantes, los Nazgul, el Balrog... todos tienen algo que decir en esta guerra.

Quizás lo más interesante es la posibilidad de elegir entre defender el Bien o apoyar a las fuerzas del Mal. En este caso hay que dirigir las diabólicas fuerzas de Sauron y participar en eventos inéditos, como un escenario hipotético que muestra lo que sucedería después de que Frodo no consiguiera destruir el Anillo Único.

La historia aún no está escrita: Aragorn puede repetir su triunfo, pero el Gran Ojo de Mordor posee un gran poder. Tal vez consiga salirse con la suya.