René van Eck, entrenador del Carl Zeiss Jena, un equipo de la Bundesliga 2, tiene una peculiar manera de castigar a los perdedores de los partidillos que juega el equipo para entrenarse.
El técnico les hace colocarse, agachado, en la línea de gol con el trasero sobre el terreno de juego, y los jugadores del equipo ganador disparan balonazos sobre las nalgas de sus compañeros: "Saben que no hay misericordia y que es un castigo doloroso. Por eso ha aumentado la intensidad de los partidillos", afirma el técnico, que ya empleó esta práctica en su anterior equipo, el Thun de Suiza.
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