Estudian en el mismo edificio y, sin embargo, los alumnos del Instituto Miguel de Unamuno de Bilbao atienden estos días en clase con expresiones muy diferentes en su semblante: mientras unos tiritan de frío, embutidos en chamarra, bufanda y guantes, otros tienen que abrir la ventana de la clase para no asarse de calor.

"Es muy difícil escribir con guantes", describe Goizane, una congelada alumna de 17 años, que estudia 2º de Bachillerato en el piso superior. Sus palabras chocan frontalmente con las de Miguel. "Tenemos que abrir la ventana porque nos asamos", dice. Estudia 4º de ESO en la planta baja.

La peculiar situación se da en el Central, el instituto por antonomasia de Bilbao en el que estudian 1.100 alumnos, desde que el frío se instaló en el interior de las casas allá a primeros de diciembre.

La calefacción, según reconocen los responsables del centro educativo, empezó a funcionar sin dar abasto para calentar las grandes salas del instituto. "Hemos estado en clase con 13 grados", recordaba ayer helada otra alumna.

Los responsables del centro lo reconocían ayer que, tras las dos semanas de vacaciones, está costando calentar el instituto. Incluso, han prolongado una hora y media el tiempo con la caldera encendida y hasta la han puesto el fin de semana.

Pero eso ha hecho que en la planta baja el calor sea ahora "insoportable". Los alumnos, de todos modos, creen que hay que cambiar el sistema. "Queremos una calefacción nueva", exigieron ayer, concentrados durante media hora delante del instituto. Media hora sin clase.

ENTRE 17 Y 19 GRADOS, LO IDEAL

La temperatura para dar clase en los colegios vascos debe oscilar entre los 17 grados, con el aula vacía, y los 19 grados, cuando está llena.

Así lo establece tanto el Departamento vasco de Industria, como las directrices sobre riesgos laborales.

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