La resaca puede cuadruplicar el riesgo de padecer un accidente de tráfico

La resaca no es una dolor de cabeza sin más.
La resaca no es una dolor de cabeza sin más.
La resaca no es una dolor de cabeza sin más.

El riesgo de una persona con resaca a padecer un accidente de tráfico puede ser hasta cuatro veces mayor que el de un abstemio debido a que las alteraciones neurológicas que produce ocasionan torpeza y distorsiones visioespaciales, según David Ezpeleta, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN), institución que alerta sobre el consumo elevado de alcohol en días puntuales como las fiestas navideñas.

Según Ezpeleta, la resaca es "mucho más que un dolor de cabeza"; es un proceso neurológico que "se ha dejado de lado", pero las evidencias apuntan a que

puede tener consecuencias peligrosas para conducir. Con una resaca fuerte todavía puede quedar un índice elevado de alcohol en la sangre y el riesgo al volante de una persona en este estado puede ser
mayor del de alguien que se ha tomado dos vinos y da positivo en los test de alcoholemia, señala.

La resaca produce torpeza, alteraciones frontales, en la capacidad motora y en el manejo de pies y manos así como en la percepción de la posición del vehículo. Por ello, una persona que padezca este proceso puede tener dificultades en la maniobra de frenado o para aparcar, asegura.

Ezpeleta advierte sobre los riesgos de beber de forma excesiva los fines de semana y asegura que estudios en ratas han demostrado que este hábito repercute negativamente en la zona frontal del cerebro, el hipocampo y el cerebelo.

Los jóvenes que se emborrachan habitualmente el fin de semana tienen más problemas de memoria o aprendizaje

En España el porcentaje de "bebedores excesivos esporádicos" es cada vez más numeroso y comienza a edades más tempranas, señala la SEN que advierte de que enfermedades como la depresión son cada vez más frecuentes en personas que consumen alcohol que en personas abstemias.

Además el atracón de alcohol puede ser un factor importante de riesgo de sufrir alcoholismo, demencia alcohólica, degeneraciones del sistema nervioso o pérdida de visión y memoria en la edad adulta. Ezpeleta recuerda que el alcohol puede alterar la reserva neuronal y subraya que las investigaciones apuntan a que puede adelantar la presentación clínica de procesos neurodegenerativos como las demencias

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