El espíritu navideño resalta "las desdichas personales y los gastos excesivos"

  • El psiquiatra Antonio Carrillo analiza el 'espíritu navideño'.
  • Aunque la mayoría "aborrece sus complicaciones, todos participan en su liturgia".
  • Los críticos con la Navidad "acentúan la impostura que representa la exigencia de ser feliz"
  • Especial Navidad
,Mucho antes de que suene el pistoletazo de salida con el que cada año da comienzo la Navidad, que tradicionalmente se asocia al sorteo de la Lotería del día 22 , numerosas calles y avenidas (las más comerciales, claro) se llenan de miles de bombillas preparadas para inundar de luz nuestras ciudades; en los escaparates de muchos comercios aparecen los invariables símbolos navideños; y en la televisión proliferan los anuncios de cavas, perfumes y juguetes.

Este adelanto en el calendario, que hace de la Navidad una estación más que unas fiestas, “tiene algo de anacrónico y ficticio, pero contribuye a preparar en nosotros un especial estado de ánimo, un sentimiento singular anualmente renovado, eso que hemos convenido en llamar espíritu navideño”, señala el psiquiatra Antonio Carrillo Gómez, del Hospital Quirón Madrid .

¿Qué es el espíritu navideño?

"Tanto los amantes de la Navidad como los que abominan de ella y tan sólo desean que termine cuanto antes, difícilmente pueden sustraerse a su carácter colectivo. La Navidad, a diferencia de otras festividades, posee una cualidad unificadora que hace imposible eludir su presencia. Aunque la mayoría de nosotros aborrece sus complicaciones, como agotadoras jornadas de compras, restaurantes abarrotados, atascos, todos participamos de alguna manera en su liturgia".

Es decir, que el espíritu navideño acaba impregnando a todos.

"Se trata de un asunto público que lo impregna todo y a todos nos concierne. Pero es precisamente su naturaleza global, con su exigencia de alegría, lo que hace que la Navidad sea también una época especialmente displacentera para todos aquellos que atraviesan por circunstancias personales o familiares dolorosas. El ambiente festivo general resalta la desdicha personal, los gastos excesivos y la prodigalidad parecen acentuar la pobreza de los que tienen menos, y los deseos de compartir incrementan la soledad particular. El tiempo colectivo no coincide con el tiempo individual, generando un sentimiento de exclusión de la comunidad".

Los amantes de la Navidad exaltan el carácter emtrañable de esta época. Los detractores acentúan el hiperconsumismo febril y desordenado.

¿Qué diferencias hay entre los amantes de la Navidad y entre los que la aborrecen?

"Un año más resurgen las diferencias entre sus fervientes partidarios y sus acérrimos detractores. Los primeros, instalados en el deseo dickensiano de paz y bienestar entre hombres y mujeres de buena voluntad, exaltan el carácter entrañable de esta época y destacan los buenos momentos compartidos con la familia y los amigos, la alegría contagiosa de los más pequeños, los sentimientos generosos y los genuinos deseos de felicidad y prosperidad compartidas. Los críticos con la Navidad, por el contario, acentúan el hiperconsumismo febril y desordenado, los excesos alimenticios y la impostura que representa la exigencia de ser feliz".

Mucha gente olvida que la Navidad es una fiesta religiosa.

"Para los cristianos, la Navidad es una festividad muy importante por cuanto conmemora la venida al mundo de Jesús. Es, por tanto, en sus orígenes religiosos, una época vinculada al nacimiento y a la infancia. Y son precisamente los niños quienes más la celebran, sus más fervientes defensores; los que convierten estos días en fechas de ilusión, fantasía y magia, y los que mejor comprenden el aspecto de ficción que contiene. Es difícil imaginar una Navidad sin niños, parece que estuviera destinada para ellos. La mirada infantil es contagiosa y arrastra a los adultos quienes, por unos días, nos sentimos más cerca del niño que aún habita en nosotros, posiblemente reviviendo otras navidades pasadas".

Reunámonos con los amigos y familiares, seamos generosos y desprendidos, pero intentemos salvaguardar nuestra individualidad frente a los excesos colectivos.

¿Cómo la viven los más mayores?

"El paso del tiempo trae también otros recuerdos a los que han vivido más. Es la memoria de los ausentes, la de las personas a las que amamos, y con las que quizás compartimos otras navidades más o menos lejanas, y que ya no están con nosotros. Estas fechas son propicias para la presencia de las ausencias y eso les otorga ese halo de nostalgia y melancolía que suele envolverlas. Lo podemos comprobar en la actitud serena y un poco incrédula que observamos en los mayores, quienes parecen contemplar el espectáculo sin participar del todo en él, posiblemente más atentos a otros escenarios antiguos, a llamadas que vienen de muy lejos".

¿Un consejo ‘psiquiátrico’ para estas Navidades?

"Preparemos los abetos y los belenes, reunámonos con los compañeros de trabajo, con los amigos, con los familiares a los que hace tanto tiempo que no vemos, deseémonos felicidad y prosperidad, seamos generosos y desprendidos, dispongámonos a sacar por unos días lo mejor de nosotros y revivamos la ficción de los orígenes y la celebración de los comienzos. Pero intentemos salvaguardar nuestra individualidad frente a los excesos colectivos, participemos en la fiesta sin dejar que la corriente nos arrastre hacia donde no queremos ir. Aprovechemos el aspecto lenitivo de la nostalgia y, sobre todo, contribuyamos a mantener viva la ilusión de los niños equipándoles de buenos recuerdos para el futuro".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento