Hay médicos que acuden a su lugar de trabajo con muy poca motivación para ayudar a sus pacientes. Así lo pone de manifiesto una encuesta realizada por el Colegio Oficial de Médicos entre sus 3.000 afiliados en la provincia, que revela que entre el 20 y el 30% de los facultativos cordobeses sufre el síndrome de burn-out, es decir, están quemados.

Para atender estas y otras patologías mentales que padecen los galenos en su quehacer diario, el Colegio creó hace siete años el Plan  de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME). Uno de los facultativos integrantes de este programa Bartolomé de la Fuente informa de que los profesionales que sufren esta situación de estrés crónico se caracterizan por tener agotamiento profesional y un escaso sentimiento de realizacion personal.

De la Fuente considera que hay dos factores que elevan la incidencia de este problema entre los facultativos cordobeses. Por un lado, se encuentra la sobrecarga de trabajo a la que están sometidos muchos médicos, aunque también influye la personalidad de cada uno de ellos a la hora de padecer o no este síndrome.

Además, en la mayoría de los casos los afectados desarrollan su labor en los centros sanitarios de atención primaria.El hecho de que un profesional sanitario no se encuentre en sus mejores condiciones repercute negativamente en la calidad asistencial que se da a los pacientes.

Así lo cree la responsable técnica del PAIME, María Castro, quien señala que «cuando un facultativo enferma no se establece una correcta relación entre el médico y el paciente». A través del PAIME, se atendieron en 2007 a 88 galenos, de los que un 73% sufría un trastorno mental y un 13% padecía una adicción.

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