Dos movilizaciones tomaron ayer las calles del centro y del entorno de A Palloza originando importantes problemas de tráfico. A las 12.00 horas, centenares de estudiantes universitarios llevaron sus críticas del modelo educativo a Nuevos Ministerios, al edificio de la Xunta.

Ocho horas después (20.00 h), la CIG salió a la calle –entre A Palloza y la Delegación del Gobierno– para reclamar un nuevo sistema de lucha contra la crisis económica, una manifestación que al coincidir con la última hora de la tarde originó retenciones en las que quedaron atrapados centenares de conductores.

Pero son sólo los últimos capítulos de una historia ya conocida (y padecida) por miles de coruñeses. Las reivindicaciones toman las calles, y lo hacen con una media de una manifestación diaria. Según los datos más actualizados de la Delegación de Gobierno, el pasado año dejó 513 movilizaciones, exactamente 1,4 protestas al día. Y el termómetro de descontento no deja lugar a dudas: las quejan van a más.

El 2005 se cerró con 300 menos y el actual va camino de romper récords con polémicas como el botellón o los realojos. Si Río de Janeiro tiene su sambódromo para el Carnaval, el tramo entre Linares Rivas y María Pita sería el protestódromo coruñés: una zona en la que han coincidido desde trabajadores de Hacienda o agricultores este año, en el que más de 32.000 coruñeses –según la Delegación del Gobierno– han participado en manifestaciones.

La ciudad herculina, eso sí, parece hacer honor a su leyenda de liberal, pero muy noble. El 091 califica de «baja conflictividad» las movilizaciones, pero la burocracia es una asignatura pendiente: sólo se comunican con antelación la mitad de las protestas.

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