Ridley Scott: "Toda la tecnología y las armas de EE UU y la CIA no sirven para nada"

  • 20minutos entrevistó al director en París.
  • Scott presentaba su última película, 'Red de mentiras'.
  • 'Alien', 'Blade Runner', 'American Gangster'... ¿cuál es tu favorita?
Ridley Scott, en la presentación en París de 'Red de mentiras'.
Ridley Scott, en la presentación en París de 'Red de mentiras'.
REUTERS
Ridley Scott, en la presentación en París de 'Red de mentiras'.
Revolucionó la ciencia ficción con Alien y
Blade Runner, tuvo altibajos en las décadas de los ochenta y noventa y combinó acción, aventura y su mirada sobre los problemas del mundo en los últimos años. El británico
Ridley Scott, uno de los directores más influyentes del cine moderno, presentó en París
Red de mentiras, su última película, en la que describe la guerra sucia contra el terrorismo árabe. La película se estrena en España el próximo viernes.
¿Qué aporta su película a la discusión sobre cómo combatir el terrorismo?

Para empezar, quería hacer una película fiel a la novela original de David Ignatius, publicada el año pasado. No quería hablar de los objetivos de los terroristas o de los gobiernos que pretenden combatirlo, sino de todo el proceso que rodea a esta guerra sucia. Quería contar la vida que llevan las personas a las que rodea todo lo ocurrido.
¿Puede derrotarse ese terrorismo?

Esa no es la cuestión de la película, sino la paradoja de que cada vez se dedican más medios, más tecnología y más dinero a esta guerra, pero no se obtienen resultados visibles. Hay cientos de radares y satélites vigilando Irak, Jordania, Israel o Afganistán, pero el terrorismo está más activo que nunca. El gobierno de los Estados Unidos y la
CIA piensan que pueden controlarlo todo desde sus oficinas en Las Vegas, pero no es así. Pueden verlo y oírlo todo, pero no logran detener a los líderes terroristas. Es algo que muestro en la película: basta levantar un poco de arena en el desierto para arruinar tanta vigilancia.
La forma de afrontar e informar sobre el terrorismo es totalmente distinta en EE UU y en Europa. La imagen de cohesión que se vendió tras el 11-S era falsa"
¿Cómo actúa Europa en esa "guerra"?

Aunque los ingleses y los americanos hablamos la misma lengua, hay muchas diferencias. Lo mismo pasa con el resto de Europa. La forma de ver las cosas es muy diferente en ambos continentes. Vivo en Los Angeles y la realidad se percibe de forma totalmente distinta que en Londres o París. La forma de proponer, afrontar o incluso comunicar las noticias es radicalmente opuesta. Basta encender la televisión y ver los canales de cada país: parece que no hablan de los mismos temas. Por lo tanto, es lógico que también los políticos actuen de maneras opuestas. Lo que más me sorprende es que no haya habido más problemas, más choques, desde la II Guerra Mundial. Los atentados del 11-S dieron una imagen falsa de cohesión, de que se podría dar una respuesta única al reto de los terroristas, y los políticos fueron los primeros en caer en esa trampa. Un Obama presidente supondrá un cambio en esa actitud, básicamente porque transmite la idea de que a Estados Unidos vuelve a importarle lo que piensa el resto del mundo.
Es la primera vez que trabaja con Leonardo DiCaprio, ¿cómo ha sido la experiencia?

Leo es muy consciente de quién es y de lo que significa en el mundo. Fue muy fácil trabajar con él: al igual que
Russell Crowe, ser una gran estrella no le impide comportarse siempre con mucha responsabilidad y educación. Hacer esta película era un reto: primero, tenía que adaptar un libro apasionante y difícil. Después, dirigir un reparto repleto de estrellas. Pero me gustan los retos, y creo que ha salido bien.
¿Cómo cambiar la situación en Irak?

De saberlo no sería director de cine, sino político. Espero que Obama sea capaz de solucionarlo. No podemos hablar de una guerra en Irak, sino de una mezcla de guerras que no se arreglarán en semanas o meses, sino que requerirán años. Cuando rodé
Black Hawk derribado el mundo era diferente. Los atentados del 11-S exigían una respuesta que no era bombardear Afganistán. Era estupido pensar que masacrando un país podría encontrarse a
Bin Laden y a los líderes talibanes. Es un país lleno de montañas, desierto y agujeros donde esconderse. Era inútil arrasarlo.
El personaje interpretado por Russell Crowe no parece pensar lo mismo. Llaman la atención su poca moral, sus decisiones unilaterales...

Russell es un actor muy inteligente, muy práctico. En
American Gangster demostró que puede hacer cualquier papel, que tiene un lado oscuro muy inquietante. Y sí: creo que su personaje representa bastante bien cómo manejan los Estados Unidos este conflicto.
¿Cómo define Red de mentiras... Cine político o de acción?

Es una mezcla de ambos. Es como cuando ruedas una película de policías o de periodistas: no sólo muestras su vida profesional, la acción que conlleva su trabajo, sino también su vida personal, sus inquietudes y todo lo que les rodea. Lo mismo pasa con esta película: además del libro de Ignatius, hablé con gente de la CIA y me contaron lo que implica su trabajo. En una primera mirada la película cuenta cómo se acercan a sus objetivos y las acciones que toman contra ellos, pero también me interesaba las decisiones y dificultades que tienen que pasar. Y no sólo eso: tienen que seducir y engañar a mucha gente, a muchos testigos, y también había que hablar de ellos.
La gente de la CIA me aportó muchas ideas. Tenían mucha mierda que contar"
¿Qué le contaba esa gente de la CIA?

Te aportan nuevas ideas constantemente. Algunos de ellos llevan treinta años en su trabajo, y tenían mucha mierda que contar.
En Black Hawk derribado y El reino de los cielos ya hablaba del choque cultural entre Oriente y Occidente. ¿Qué diferencias hay entre esas películas y Red de mentiras?
Black Hawk trataba sobre cómo los Estados Unidos intervienen en Somalia para frenar un genocidio. La película transcurre en sólo 24 horas, y nadie sale bien parado: todos mueren. Quería mostrar que la guerra es una mierda de la que nadie se salva. En
El reino de los cielos me fijé más en la personalidad de los musulmanes a través de la figura de su líder, Salah al-Din. En
Red de mentiras he intentado reflejar los malentendidos entre ambas culturas, y cómo eso afecta a los ciudadanos de todo el mundo.
Pero sin decir cómo resolverlo...

No sé cómo hacerlo. Para empezar, ambas partes deberían dejar de joderse. Esto no es un partido de fútbol en el que dos equipos se enfrentan y queda un único vencedor. Hay muertos, destrucción, hambre, miseria. Es un desastre.
Los occidentales somos los primeros que debemos eliminar prejuicios y tratar de comprender a los árabes"
¿Le afectó ese desastre en el rodaje?

En absoluto. Es la cuarta película que ruedo en Marruecos: antes hice
Black Hawk derribado y
El reino de los cielos, y siempre me han ayudado mucho. Los árabes son muy profesionales, y llevan siglos aportando artesanos, artistas, al mundo. Y, en contra de lo que muchos creen, ni son hostiles ni sus países son inseguros. Los occidentales somos los primeros que debemos eliminar prejuicios y comprender y admirar la grandeza de esa civilización.
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