El enorme potencial turístico y cultural de los 3.000 pueblos abandonados en España

  • Huesca y Soria, provincias con más núcleos despoblados.
  • Son pueblos con un interesante patrimonio arquitectónico.
  • Podrían formar parte de rutas turísticas como granjas escuela.
El pueblo soriano de Aldeacardo, en lamentable abandono.
El pueblo soriano de Aldeacardo, en lamentable abandono.
MAXIMILIANO HERREN
El pueblo soriano de Aldeacardo, en lamentable abandono.

Aunque no existe ningún listado oficial de los pueblos abandonados en España, "se podría afirmar, sin temor a equivocarse, que hay entre 2500 y 3000 núcleos en esta situación", explica Maximiliano Herren, responsable de www.pueblosabandonados.org , una web que nació hace un año para recopilar todo tipo de información sobre estos lugares y proyectos de repoblación.

"Visito y recabo datos sobre la situación actual e historia de estas aldeas. Intento crear así una herramienta de consulta para repobladores y curiosos -aclara Herren. También echo un poco de luz sobre los aspectos prácticos que condicionan cualquier proyecto de repoblación, como impuestos, planes urbanísticos, subvenciones y alternativas como la ocupación rural".

Una de las posibilidades que ofrecen esos cerca de tres millares de núcleos despoblados es la de convertirse en destinos turísticos, agrupados en rutas, o como centros de actividades relacionadas con su entorno.

Si bien, como reflexiona el autor de www.pueblosabandonados.org , "salvo contados casos, estas aldeas son absolutamente desconocidas para la mayoría, aún cuando encierran un patrimonio arquitectónico y cultural en muchos casos destacable. Iglesias románicas, ermitas y bellísimos ejemplos de arquitectura popular, podrían perfectamente formar parte de circuitos turístico culturales que diesen a conocer estos maravillosos sitios y llevasen riqueza a sus comarcas". La mayor parte de los focos de despoblación se hallan en áreas de montaña porque allí se combinan malas infraestructuras, inviernos muy crudos y tierras poco aptas para el cultivo. Por ello, encontramos una densidad muy grande de núcleos abandonados en comarcas como

El Bierzo (León), la
montaña valenciana y La
Rioja Alta, pero sin duda
Huesca y Soria son las provincias con más pueblos abandonados, sobre todo en el Pirineo y las Tierras Altas, respectivamente.

La mayor parte de los abandonos se produjeron
en la segunda mitad del siglo pasado, fundamentalmente en las décadas de los 60 y 70, debido al éxodo masivo del campo hacia las ciudades. En aquellos tiempos el Gobierno emprendió proyectos que aceleraron el proceso de despoblación, como la construcción de presas y los masivos planes de reforestación.

Otras actividades turísticas y culturales alternativas a la repoblación directa relacionadas con estas aldeas serían, como apunta Herren, "la
inmersión en idiomas, el naturismo, las colonias de vacaciones, que en los últimos tiempos han demostrado ser proyectos viables".

De hecho, muchos de estos pueblos reúnen todas las condiciones para convertirse también en destinos turísticos si se hiciesen las inversiones necesarias:
granjas escuela para aprender bioagricultura, pueblos enteramente ecológicos donde podamos ver aplicadas las últimas tecnologías verdes,
museos etnográficos vivos donde sus antiguos vecinos pudieran explicar cómo se vivía antiguamente, buena gastronomía, actividades y naturaleza... 

Hay, asimismo, quienes ya han emprendido
ese viaje de modo permanente. Son los llamados genéricamente neorrurales, grupos de urbanitas más o menos organizados que acceden a las propiedades mediante la compra, la concesión o la ocupación de las tierras y comparten algunos principios como la sostenibilidad, la economía solidaria y la autogestión.

"Si nos atenemos a los resultados -explica Maximiliano Herren-, estos grupos son los únicos que han conseguido repoblar aldeas y habitarlas de forma permanente, por lo tanto yo diría que son, hasta la fecha, la única solución viable al problema. Lamentablemente no cuentan con las ayudas y los apoyos necesarios por parte de los gobiernos.
Lakabe, en Navarra, Aineto, Artosilla, Ibort, en Huesca, y Matavenero, en León son algunos ejemplos de ecoaldeas hoy consolidadas, que surgieron en los años 80 mediante la ocupación de un pueblo abandonado".

 
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