La crisis empuja a las familias de clase media a los comedores de beneficencia

  • Los comedores sociales tienen un nuevo perfil de usuario.
  • Son gente educada y bien vestida. Incluso familias con hijos.
  • Cáritas estima que el número de asistidos ha subido un 21% en un año.
Varios ciudadanos, esperan para comer en un comedor de la beneficencia en Madrid. (J. PARÍS)
Varios ciudadanos, esperan para comer en un comedor de la beneficencia en Madrid. (J. PARÍS)
Varios ciudadanos, esperan para comer en un comedor de la beneficencia en Madrid. (J. PARÍS)

Javier esperaba ayer pacientemente su turno en el comedor de las hermanas franciscanas de la calle General Asensio Cabanillas (Chamberí). Camarero de profesión, español, soltero y de 46 años, lleva varios meses en paro. «Ya no puedo pagar el alquiler del piso» contó a 20 minutos. Tuvo que dejar su último empleo «por las condiciones» y barrunta que en breve será «un sin techo más».

Alejandro, un ecuatoriano que trabaja en el aeropuerto de Barajas como recogecarritos, compartía su espera. «Vengo a comer aquí porque es un alivio». Lo mismo que opinaba Franklin, hasta hace días obrero de la construcción. La familia se mantiene ahora con el salario de su esposa, asistenta.

Todos ellos son un ejemplo de un

nuevo tipo de pobre que está aflorando entre la clase media. «Muchos nunca han venido a un comedor, y se nota. Van bien vestidos, son educados, tienen otro perfil», explican desde el comedor de la sociedad San Vicente Paúl. La mayoría de los parados recientes acuden «cohibidos» e, incluso, piden la
ración para llevársela a casa, «porque les avergüenza».

La crisis hace mella también en las familias con niños, quienes cada vez más acuden a la beneficencia en busca de ropa usada, comida o asesoramiento para lograr llegar a fin de mes.

La mitad, inmigrantes

Según datos de Cáritas de Madrid, entre junio de 2007 y junio de 2008 se ha atendido en los 425 despachos de la capital a 66.804 personas, un 21% más que en el mismo periodo de 2006 a 2007. Según la ONG, «el primer pico lo notamos en febrero en las zonas del sur, Vallecas Puente y Villa, Ciudad de Los Ángeles y Orcasitas. Luego se ha ido extendiendo a casos en San Blas, Vicálvaro o Fuencarral».

Según dicen, el 60% de quienes acuden son familias jóvenes, de 30 a 40 años, con dos o tres hijos en edad escolar (Infantil y Primaria), que han formalizado una hipoteca a 30 ó 40 años en el último lustro y que ahora no pueden hacer frente a los pagos de la letra. Aproximadamente la mitad de ellos son inmigrantes, y la otra mitad, españoles.

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